Nadie puede atreverse, ni
por un solo intante, a cuestionar que Pudridero
fue una de las mejores obras publicadas en nuestro país durante el año 2012,
una auténtica maravilla hecha viñetas, un canto de amor a la maduración y a la
frustración. Además de ser una gozada donde ingentes cantidades de monstruos
humanoides se enfrentaban en encarnizados y escatológicos combates a muerte. A
un lector profano le podía parecer que las páginas desarrolladas por Johnny
Ryan no mostraban más que un tío cubierto de sangre que se entretenía
desmembrando y violando, todo cuando no era él la víctima de tales fechorías.
Pero el espectador atento detectaba toda la belleza oculta, todo ese empeño
por convertir los dibujos de pollas en los pupitres de un instituto en una saga
de proporciones equiparables a El Señor
de los Anillos o Star Wars.
Aunque claro, es cierto que
muchos podían pensar que tras la publicación de Pudridero, que como recordaremos aunaba los dos primeros tomos de
la obra publicados en Estados Unidos, el modelo estaba más que agotado, pues
cuánto podían dar de si monstruos matándose, por mucho virtuosismo gráfico y
narrativo que encontráramos en las más de doscientas páginas del tomo. Sin
embargo, con motivo del Salón Internacional del Cómic de Barcelona, que hoy
comienza, nos encontramos con una de las novedades más jugosas que podríamos
imaginar, Pudriero 2, el cual recoge
los tomos 3 y 4 de la edición americana, con lo que llegamos a la mitad de una
obra que Johnny Ryan tiene pensada acabar en su octava entrega. Y si algo
podemos decir tras la lectura de Pudridero
2 es que el modelo no está para nada obsoleto, más que nada porque Johnny
Ryan nos tiene preparados nuevos acercamientos a la estancia de Carantigua en
un planeta prisión.
Pudridero 2 comienza exactamente donde
terminó el anterior volumen, aunque con la salvedad de que en esta ocasión
Johhmy Ryan bifurca el foco de atención, no haciéndonos sólo partícipes de las
peripecias de Carantigua, sino llevándonos también junto a otros personajes de
su universo, especialmente hacia el devenir de los enemigos de nuestro héroe,
los cuales sólo desean acabar con su vida, un fin que les obliga a su vez a
desmembrar a otros seres funestos. Pero quizás en el sentido de la historia, lo
más interesante de Pudridero 2 sea
como el cosmos de la obra se vuelve más variado, pues además de los típicos
guerreros del páramo que pululan por el planeta prisión, nos encontramos a
otras entidades más complejas, como son el extraño que llega al planeta en
busca de Carantigua, otro violento preso; la entidad conocida como Cáncer del
cielo, lo único que parece asustar a los habitantes de la prisión; o la
sociedad tecnificada que vive bajo la superficie del planeta, una especia de
secta que recibe el nombre de Caligulón, sin que se sepa muy bien si es el
apelativo designa a sus miembros, su sociedad o la extraña deidad-colmena a la
que parecen servir.
Es gracias a Caligulón que
encontramos más experimentación en la obra, pues aunque al final de Pudridero ya encontrábamos elementos más
tecnificados, cercanos a la nueva carne y la robótica, es en Pudridero 2 donde estos elementos terminan
de explotar. Pues además de los miembros de Caligulón, que funcionan como un
ejercito de fractales capaces de fusionarse o encerrar a alguien dentro de una
realidad virtual, encontramos diversos elementos que nos hablan del choque
entre carne y máquina, como demuestran la enorme nave que domina el tercio
final de la obra, tan notablemente conducida por Carantigua. De este modo,
algunas páginas de Pudridero 2
parecen abandonar la mutación sexual para centrarse en un acercamiento más
matemático, donde el ángulo y la línea dominan sobre el fluido y la masa.
Si pudiéramos coger un
profesor de biología sin vocación y un homólogo de plástica sin talento para convertirlos
en monstruos de una película japonesa, su enfrentamiento final sería un simil
con Pudridero 2, donde Johnny Ryan
introduce a las matemáticas, que más que poner orden son una fuente más de
caos. Ahora sólo tenemos una opción, morir de impaciencia hasta la publicación
de Pudridero 3, donde Carantigua
seguirá haciendo de las suyas, maravillándonos con su violencia y su extraña
concepción del sexo.
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