La entrevista de hoy está dedicada al
autor de una de las obras más interesantes del año 2012: Miércoles. Con Juan Berrio hablamos, entre otras cosas, de la
importancia de la música en esta obra, del ritmo de la narración y de la
causalidad como motor narrativo. Esta entrevista fue el sábado 13 de
abril durante el 31º Salón del Cómic de Barcelona.
Miguel
Pérez: Creo que hay algo que define tu trabajo y que, en concreto, marca Miércoles y es que narras de manera muy gráfica
y da la sensación de que solo usas la palabra como último recurso. Por otro
lado, implicas las viñetas como un elemento narrativo más.
Juan
Berrio: Me extraña
mucho esta pregunta, porque tengo la sensación de que no es tan así. Creo que
todo nace a la vez, no soy de esos autores que deja los diálogos para el final.
Miguel:
Me refiero a que cuando conceptualizas la narración lo haces únicamente con
imágenes.
Juan: Cuando hago los primeros esquemas el
texto siempre está, creo que soy de los pocos dibujantes que sus cuadernos hay
pocos dibujos y mucho texto. Porque yo lo que hago es contarme a mí mismo las
ideas, y lo cuento con palabras y diálogos. Luego los tengo que recortar un
poco porque me gusta que los personajes sean un poco redundantes y luego limpio
aquello que no hace falta para que no sean tan redichos o porque no hace falta
que expliquen más, así queda más bonito. Por economía de espacio en la viñeta
sí que simplifico y quito cosas del texto, pero en el origen no me lo puedo
imaginar por separado, cuando estoy pariendo algo y lo trato de poner en página.
Porque un guion no es más que una fantasía en tu cabeza, y empiezas a
preguntarte por la longitud de la historia y te planteas como va a ser esa
primera página, es ahí cuando estudio la composición de la página, de las
viñetas y ahí están los diálogos, y va todo a la vez. Lo que pasa es que el
texto, es el texto y los recursos gráficos son muchos más variados y te ofrecen
más posibilidades de jugar, quizás por eso puede parecer que lo gráfico está más estudiado.
Miguel:
Cuando hablé anteriormente contigo en Sevilla te comenté que vi mucho de
Jacques Tati pero me comentaste que no habías visto las películas pero sí que
trabajabas con sus bandas sonoras.
Juan: Yo lo que quise hacer es no volver
las películas. Conozco el cine de Tati, lo había visto en la adolescencia, pero
cuando me puse a trabajar en Miércoles
y vi que aquello tenía un tono de comedia amable, de buscar la sonrisa y con
muchos personajes, me di cuenta que sin haberlo planeado me había “acercado” al
sabor que me dejaban las películas de Tati y me dije: “esto es lo que quiero
conseguir”. Hacer que al lector le pase lo que a mí como espectador de sus
películas: pasar un buen rato y acabar con una sonrisa. Entonces decidí no
volver a ver las películas y no hacer homenajes directos; tuve tentación con un
personaje que tiene pipa y pensé: “hago aquí un guiño” pero luego pensé que
mejor que no. Y no vi las películas para no recordarlas no tenerlas frescas y
así no contaminarme, porque la historia ya estaba en mi cabeza y ya sabía lo
que iba a ser, lo que quería era el ritmillo y por eso lo de la música.
Miguel:
¿Crees que te hubiese contaminado si las hubieses revisitado en ese periodo?
Juan: Nunca se sabe. De repente tienes una
situación parecida y piensas: “pues Tati lo soluciona así”. Recuerdo que cuando
empezaba estaba muy obsesionado por lo de no copiar, no dejarme influir y eso
me llevaba a no ir a bibliotecas ni a exposiciones incluso a no leer libros
para que nada me influenciase. Y luego estaba todo contaminado porque uno es
víctima de su tiempo, y en mis dibujos está la influencia de mucha gente. Ahora
vivo eso con más naturalidad y esa paranoia se me ha pasado. De hecho ahora
estoy en el extremo contrario, pero sí con cierto respeto a como otros explican
sus historias, prefiero una solución personal aunque sea más floja.
Miguel:
Miércoles me recuerda a una escena
muy concreta de Tiempos Modernos de
Chaplin en la que el protagonista coge una bandera roja que se le ha caído a un
camión, este la coge empieza a agitarla para avisar al chofer y justo en ese
momento se ve envuelto en una manifestación obrera. Es decir una causalidad
basada en la casualidad que ayuda a que las historias se vayan concatenando.
Juan: Creo que sí, con esa banda sonora con
la que yo trabajaba había muchos temas de esos músicos que hacían temas para
películas de cine mudo, de dibujos animados de los años 30, y que recorre todas
las épocas. Todas esas músicas me daban el puntito alegre.
Miguel:
Es que con los extras muestras la importancia de la música en esta obra.
Juan: Cuando estaba a mitad de trabajo, los
extras se convirtieron en una obsesión. Me parecía una idea bonita, si quieres
gratuita, que no eran necesarios para la historia que acaba en un punto idéntico
al que se inicia. Empezamos al amanecer y acabamos al anochecer, pero ya que
todos los personajes habían estado cumpliendo con una coreografía para cruzarse
por ser un plano secuencia único. Entonces para que la acción avanzase necesitaba
que los personajes se encuentren para poder seguirse unos al segundo y que este
se vuelva a encontrarse con otro para poder seguir al siguiente. Entonces estos
personajes míos a los que les tengo mucho cariño los tenia, a los pobres, un
poco condicionados para moverse dentro de esas calles y esos parques. Mientras
estaba trabajando escuchando esas músicas yo pensaba: “yo quiero que estos tíos
me bailen un cha-cha-cha”. Además, como los dejo ahí acostados, puede ser como
una especie de sueño porque esas páginas van sin color; así que los gorditos
bailan el cha-cha-cha, la portera escucha una canción en la que se sugiere que
su hijo el policía pueda tener una historia de amor con la quiosquera. Era como
liberar a los personajes y que se desmelenaran un poco, y a la vez volviendo a
lo musical, aunque el cómic no suena la estructura del libro es muy coreográfica
si se puede decir así.
Miguel:
Esta causalidad casual que coreografías ¿hay que forzarla mucho?
Juan: Yo tengo una relación amor odio con
las casualidades, procuro que en mis historias estén “bien metidas” sin saber
muy bien lo que es eso. Porque como espectador sí que sufro en historias más
realistas en las que suceden casualidades, cuando estás viendo una película de
acción o policiaca y al final empiezan a sucederse casualidades me cabreo. Pero
cuando estas en un tono de comedia feliz con unos personajes que viven en el
mismo edificio sí que pueden suceder estas cosas porque a mí me pasan. Porque
yo soy sobre todo un gran espectador de casualidades, y mi manera de observar
el mundo me lleva a no saber cuándo nos despidamos si alguien me pregunta no
saber si llevas gafas o no, pero me fijo en otras tonterías que hacen que
coincida con otra cosa que veo más adelante. En mi mundo de cosas que me llaman
la atención observo frecuentemente que se suceden repeticiones, casualidades, paradojas,…
cosas curiosas. Entonces eso, en un ámbito cotidiano/doméstico, creo que
funciona y más en una comedia como es Miércoles.
Miguel:
A la hora de transmitir esa sencillez narrativa ¿Cuánta complejidad hay detrás?
Creas una prehistoria de los personajes.
Juan: En ese sentido no tengo mucho más de
lo que cuento. Por ejemplo, a los vecinos del edificio de Miércoles no les he imaginado su pasado ni su futuro. Sí que
intento definir cuál es su manera de ser y de hablar o cuales son los rasgos
que les caracterizan, pero no voy mucho más allá.
Miguel:
Te lo pregunto porque en las primeras páginas puedes ver realmente cual es la
relación entre personajes y el carácter de cada uno.
Juan: Si, pero sin llegar a visualizar
situaciones previas.
Esquema sobre el que se desarrolla toda la acción |
Miguel:
Luego me parece muy interesante lo que haces con tus historias, son muy
tranquilas sin grandes resoluciones, ni puntos de giro muy marcados y hasta
cierto punto da la sensación que tus historias no necesitan de eso.
Juan: En general, ya no en Miércoles que es una historia redonda
que acaba como empieza, por eso se titula así, y eso es importante en el libro.
Pero en general en mi obra los finales no están muy estudiados a pesar de
trabajar con estructuras, pero esto a veces no me lo exige y casi me dan ganas
como de dejar morir la historia. Por ejemplo, tenía la fantasía de hacer una
película o cortometraje en la que se contaba la historia de unos personajes
como los que a mí me gustan, o como los que a mí me entretienen, y que en un
momento dado se acabara porque se ha acabado la cinta, el tiempo o el
presupuesto y con toda naturalidad poner el fin. No digo que sea el caso de Miércoles porque tiene una estructura
compleja pero en otro tipo de historias me encanta…; porque me enamoro de los
personajes y me gusta transmitir lo que sienten pero luego como la vida real no
acaba nunca todos los finales son mentira. Como no hagas un final como el de 2 metros bajo tierra en el que van
muriendo todos. Mientras suena una canción cuando la protagonista va
conduciendo pasa la muerte en las distintas edades unas veces por accidente,
otras por enfermedad de todos los protagonistas. Pero la vida real me dice que
si un día te enamoras otro te desenamoras, como a mí me gusta mucho hablar de
lo cotidiano no necesito finales muy redondos a menos que me lo exija la
estructura que para mí es muy importante y a veces sí que me exige cosas.
Miguel:
Luego sí que existe una crítica social sin aspavientos ni con el puño alzado.
Juan: Me gusta que mis personajes
cascarrabias sufran con las cosas que pasan y que hagan sus reflexiones más o
menos paradójicas. Me gustan la portera y la vecina gordita que según les da
son muy competitivas, porque me parece que eso es la vida real, ahí hay una
pequeña pincelada buscando la sonrisa. Creo que todo eso a otra escala lo
vivimos en el día a día, estas esperando a tu pareja y hace un día espléndido y
tienes un libro a mano esperas encantado y cuando llega es la persona que
quieres y te da igual que haya llegado tarde, pero como hayas tenido un mal día
y las noticias sean horribles te parece que el minuto que has esperado ha sido
una eternidad. Yo creo que eso es la vida real y ese tipo de guiños son los que
aparecen en la obra. Hay gente que la oigo hablar del libro y parece que esos
episodios no existieran, como si toda la historia fuera feliz cuando hay
momentos de una pequeña crítica a cosas que están pasando.
Miguel:
Entonces el día a día sirve para reivindicar algo.
Juan: Yo creo que sí, no sabemos muy bien
qué. Quizás lo que esté en la mano de todo el mundo es no dejarse llevar por la
desesperanza porque uno tiene la sensación de que puede hacer poco, pero si ser
solidario y no perder la tranquilidad.
Miguel:
En el documental que utilizas para las presentaciones de Miércoles, Algunos miércoles de Miércoles, se ve que haces un trabajo previo brutal. La simplicidad que
brota de tu trabajo es fruto de la complejidad del trabajo previo.
Juan: Si. Creo que contar una historia como
Miércoles, organizar esos movimientos
de personajes para que aquello fluya; si no haces un trabajo previo no lo
puedes improvisar. Para otro tipo de historias si pero para Miércoles no lo sabría hacer de otra
manera, se me podría ir la mano en alguna escena o en algún personaje y no me
quedaría compensado. No es que yo sea una mente matemática y obsesiva, que no
lo soy. Pero cuando cuentas una historia coral con una estructura como esta
necesitas un poco de organización, tanto para la narración como para el propio
cómic.
Miguel:
Una de las cosas que me sorprende de esta última obra es la utilización del
rojo con una narrativa que respira tranquilidad. Cuando el rojo, y sus tonos
están asociados a otros valores.
Juan: Eso fue un poco prueba y error. Yo
tenía claro que quería trabajar en bitono. Yo soy un gran defensor de esta
técnica, me encantan los trabajos hechos a dos tintas por los cartelistas
rusos, hay una tradición en las artes gráficas que se ha perdido y a mí me
parece que en la actualidad no se le saca partido a las dos tintas, y a mí me
parece que a Miércoles le iba bien, y
a parte me apetecía. Pero no sabía el que, el negro estaba ahí y en principio
no sabía que otra tinta utilizar. Entonces para llegar al color que he
utilizado, un naranja muy rojo o un rojo muy anaranjado lo que hice fue probar
varios. Luego la forma de trabajar te permite probar con diferentes colores,
haces las dos planchas, una sabes que es negro y con la otra vas probando: “más
naranja, más rojo… y si pruebo con azules” y ves que no funciona para esos
atardeceres y amaneceres.
Miguel:
Así pues la elección ha sido por la luminosidad.
Juan: Si, pero había colores que
funcionaban mejor para algunas cosas, por ejemplo: si utilizaba más amarillo, y
el naranja era más amarillento, los fondos eran mucho más ricos, tenían una
riqueza y una profundidad muy bonita pero los primeros planos funcionaban peor.
Los azules los descarte enseguida fue prueba y error, también se habló con el
propio diseñador y con imprenta, nosotros sugerimos un Pantone fuimos a la
imprenta, porque luego depende del tipo de papel y vimos que no funcionaba.
Miguel:
Has hecho una serie de ilustraciones para unos libros sobre la ciudad de
Madrid. Y en Miércoles se ve la
importancia de la ciudad como un personaje más.
Juan: Son dos encargos distintos que tienen
en común las dos tintas y es un trabajo que me sirvió para familiarizarme con
el bitono, y ahí me enamoré de ese proceso. Pero en mis comics aparece mucho la
ciudad pero es una ciudad que no se reconoce y a mí me gusta que no se
reconozca, no pongo guiños reconocibles, intento hacer una ciudad que sean
todas las ciudades. Aunque tampoco busco esa neutralidad absoluta, dibujo con
naturalidad sin poner el Pirulí, ni la Sagrada Familia, ni un skyline conocido
por eso me muevo en barrios y parques que pueden ser de muchas ciudades. Entonces
me gusta la ciudad, las casas, los edificios, yo empecé estudiando
arquitectura, que luego afortunadamente lo dejé y me siento muy cómodo en esos
ambientes, pero no quiero identificarme con ninguna ciudad. Los libros sobre la
ciudad de Madrid eran un encargo y por eso tenía que ir a los sitios y tienen
que parecerse, tiene que ver pero es el planteamiento opuesto.
Miguel:
Estas preparando algo o estas en plan post-parto.
Juan: Estoy preparando una historia a la
que le tengo muchas ganas y en la que hay un cambio de registro. Ya no es ese
tono de comedia, si es que es comedia, es una historia más triste de una
separación de una pareja joven que deciden dejarlo y en la que pasan muy pocas
cosas. Me apetece colarme en esas habitaciones
esos sitios y escuchar esos silencios y contar eso. Así como en Miércoles quería dejar al lector con una
sonrisa, aquí busco todo lo contrario, que sienta cierta afinidad con esa gente
que lo está pasando mal que le recuerde situaciones vividas, primeras novias,
etc.
Miguel: Como le explicarías a alguien
que no sabe nada de cómic que es un autor de cómics.
Juan: Los autores de cómic
nos dedicamos a contar historias a base de viñetas y bocadillos, que contamos
las historias dibujando y que hacemos libros llenos de dibujos. Pero que en
realidad lo hacemos así porque es lo que sabemos hacer si no fuese así
trataríamos de contarlo en forma de novela o película porque supongo que
tenemos la necesidad de contar esas historias y a veces lo que tenemos a mano
es el lápiz y el papel.
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