Parece existir una regla no escrita
por la cual en los relatos de ficción que se desarrollan en zonas de
extrarradio o barrios de clase obrera han de estar presididos por una paleta de
grises tanto en lo estético como en lo implícito en la narración. Pocos son los
autores que se atrevan a saltarse esa regla que normalmente viene acompañada de
otras dos: tienen que ser historias costumbristas rayando la apología de lo
popular, en el sentido más casposo de la palabra, y presididas por unas dosis
de realismo mágico.
Pasar del gris para llenar de color
las vidas de unas personas que viven felices en el lugar en el que han nacido,
crecido y han desarrollado sus vidas, a pesar de no ser el mejor de los sitios;
pero que el salir de allí sigue siendo un sueño y una meta para mejorar. Ese es
de manera muy resumida el alma de Dream
Team (Reservoir Books, 2014) de Mario Torrecillas y Artur Laperla, una
historia que tiene lugar en un barrio periférico de Valencia en el que un niño
que parece tener un don para el fútbol despierta el interés de un ojeador del
Arsenal. En torno a esta situación Enzo, el niño, miente a todo su entorno
diciendo que lo van a fichar, con el único fin de que su padre se centre un
poco y deje la bebida.
El fútbol y la ilusión que genera entre
los habitantes de este barrio sirve como excusa para una doble articulación
mostrarnos esos temas vinculados a los prototipos de una sociedad en continua
depresión: alcoholismo, inmigración, malos tratos, y la idea del gueto mental.
Pero todo poniéndolo en su sitio, el alcoholismo no es un pozo sin salida la
inmigración no separa a los protagonistas sino que los une complementándolos,
los malos tratos aparecen de manera ficticia como algo vinculado y
estereotipado de estos topos, y el gueto mental que aparece como un territorio
no en negativo, tampoco en positivo, sino como una zona gris en la que los
personajes navegan buscando su propio espacio personal y sus propias metas.
Pero todos esos elementos transcurren
en contraposición a las ansias de renovación de todos y cada uno de los
personajes, la posibilidad de que el niño vaya a Inglaterra a jugar en un equipo de la Premier League es
una excusa para que todos los personajes se creen una series de expectativas
que darán lugar a una “nueva” esperanza en el barrio. Salvando las distancias
dichas expectativas nos recuerdan a Bienvenido
Mr. Marshall de Berlanga en la que todo el pueblo trabaja en comunidad en
pos del bien del común. En Dream Team
Enzo se convierte en la esperanza blanca del barrio, la mera ilusión de un
futuro mejor para uno de los suyos les hace unirse por un futuro mejor para ese
chico, a la espera de recibir el mismo apoyo en un posible mañana.
Esa unidad aparece representa de
manera más explícita en el grupo de amigos de Enzo, que le ayudaran en todo lo
posible cubriéndolo y elaborando una estratagema para que el bulo pase por
verdadero y que la sociedad creada por los mayores les tenga en cuenta. En ese entorno
amistoso juega un papel importante Erika una niña que ha perdido toda la
ilusión por vivir y que desea encontrar algo en lo que apoyarse, de ahí sus
ansias de renovación de salirse de sí misma más allá de las esperanzas rotas.
Dream
Team juega con la
baza del fútbol, pero no solo eso sino con la del deporte base vinculado al
asociacionismo como germen de una comunidad que busca, aunque de manera
soslayada estar unida para afrontar esos tiempos que parece que van a ser
siempre peores. Mario Torrecillas y Artur Laperla han creado un volumen que a
pesar de la extensión, más de 400 páginas, a uno se le hace corto pero que es
completo en todos los sentidos, la descripción de los personajes y los espacios
otorga a esta obra gran profundidad, acabamos de leer y tenemos la sensación de
conocer bien o muy bien a cada uno de los personajes y de ser capaces de
recorrer de memoria los espacios propuestos por los autores.
En resumen, un retrato que deja de
lado el costumbrismo gracias al carácter colorista del relato que lo distancia
de aquellas historias buenistas que en su subtexto rezan algo así como “los
pobres son felices con menos”, y aunque posiblemente sea así el ser humano
siempre desea más, de lo que sea.
@Mr_Miquelpg
@Mr_Miquelpg
No hay comentarios:
Publicar un comentario