Tomar el pulso a la actualidad es uno
de los aspectos más difíciles a los que se enfrenta un historietista y más
cuando se expone a la publicación diaria de sus tiras. En la actualidad se
puede decir que se está viviendo un buen momento en cuanto a profesionales del
medio que están desarrollando esta labor no solo de crónica de la
contemporaneidad sino también de crítica a la situación del momento. La tira o
en muchos casos la viñeta única, ha pasado de ser un lectura de entretenimiento
a la pura opinión.
En Thom
de Andrés Meixide, que lleva publicándose desde 2007 en el periódico La voz de Galicia aunque empezó su
singladura en 1999 en la revista Golfiño,
se cumplen ambas funciones a través de ciertos aspectos formales de la fábula.
En la recopilación editada este año por Reino de Cordelia podemos ver la
evolución podríamos decir “política” de los personajes. Aunque en un principio
las historias se deben más a la propia política narrativa de la serie, es decir,
explicarnos a los personajes e ir sembrando la semilla del conocimiento entre
los lectores estos evolucionan hacia un reflejo de la sociedad actual.
Los parámetros temporales en los que
se mueve esta tira son fundamentales para entender dicha evolución, concretamente
de 2007 a 2014 que es lo que comprende este volumen, la función crítica de la
lectura ha ido incrementando. Sin embargo, no sale de la nada tanto Thom como
Cholo, humano y cerdo, son dos personajes que a pesar de ser simpáticos llevan
la hipocresía dentro de su espíritu. El primero es un granjero sencillo,
humilde y sin muchos recursos, ni económicos ni intelectuales, que lejos de
apartarse de las dinámicas de supresión de derechos a las que estamos sometidas
en la actualidad las soporta con resignación y en cierta manera las apoya.
Porque en el fondo es un empresario que tiene a Cholo contratado con un sueldo pésimo
que va reduciendo a lo largo de tiempo, hasta el punto que decide que debe
cobrar en naipes.
Por otro lado esta Cholo que por un
lado es pura resignación pero por otro pura hipocresía; mientras lamenta la
muerte de sus congéneres y sueña con que la situación se revierta no deja de
comer carne de otros animales. Pero no es un luchador se resigna constantemente
a una situación laboral paupérrima, a pesar de que lo único que busca es estar
por encima del resto del cast de la tira pero que no deja de vislumbrar
constantemente el final de su vida con San Martín siempre presente.
@Mr_Miquelpg
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