Dolor, crisis,
rabia, impotencia, injusticia, desigualdad, capitalismo salvaje, etc…
bienvenidos al fin del mundo a cámara lenta, aunque solo para el 99% de la población,
hay un 1% que se salvará…. a costa nuestra. Un 1% que en este sprint final no
ha tenido que disimular sus verdaderas intenciones y han pasado directamente al
ataque. Lejos de ser panfletario no me queda otra opción que anunciar, no soy
el primero ni seré el último, que estamos contemplando los estertores de
nuestra civilización tal y como la hemos conocido hasta ahora y que se resume
en poco más de medio siglo de bienestar social conseguido a través de la lucha
de la clase obrera, sin embargo, todas esas conquistas sociales se están
aniquilando en el último lustro.
Todo eso lo
sabemos ya; los jerarcas capitalistas, banqueros, políticos de todos los signos
y presidentes de megacorporaciones, lo han interpretado todo en términos de
primas de riesgo, rescates bancarios y resurgir a costa de un mal menor, que se
traduce en términos de sacrificar a gran parte de la población, para mantener
un sistema que sabemos que no funciona en su forma más pura y que no está
pensado para que la mayoría de la población pervivamos con un mínimo de
dignidad.
El cómo nos
afecta esto en primera persona ha sido llevado al cómic, ver el primer post de esta sección, pero el último trabajo de
Juanjo Sáez es revelador en la forma de abordar dicha problemática. En Crisis (de ansiedad) (Reservoir Books,
2013) el autor nos narra esta primera guerra económica mundial desde dos
perspectivas: la socio-económica y la personal. La vertiente de crítica-crónica
socio-económica se desarrolla a través de una serie de viñetas de opinión en las
que Sáez pone de manifiesto los problemas del sistema a la vez de mostrar una
visión en la que juzga a los verdaderos culpables de la situación actual.
Posiblemente lo que hace Juanjo sea lo único que nos queda ver, contemplar,
quejarnos y gritar todo lo alto que podamos. Quizás yo sea más pesimista que el
autor de este libro, que en más de una ocasión pregunta porque no hacemos nada,
y digo yo ¿Por qué no hacemos nada? Está claro que al menos del tiempo que
llevamos de democracia hemos dejado hacer a los políticos lo que les ha dado la
gana y hasta ahora se han blindado, sino basta con ver las multas por
manifestarse o llevar cualquier acción contra la casta gobernante, y que decir
de un sistema en el cual las huelgas están hechas para jodernos unos a otros
cuando a las personas que van dirigidas no sufren las consecuencias de dichas
acciones.
Sin embargo,
es la segunda vertiente, la más sentida y mordiente, Juanjo Sáez nos narra en
primera persona lo devastador de la crisis, de cómo nos han lanzado un cebo y
nos tenemos que pisar o matar unos a otros para conseguirnos. En esta parte se
nos habla de la familia más inmediata, padre, madre y abuela, a los cuales el
autor pierde en un periodo muy corto de tiempo. Siendo la historia laboral del
padre especialmente sangrante aunque parezca sacado de un cuento el jefe del
padre de Juanjo nos lo podemos imaginar como un cerdo con chaqué y sombrero de
chistera cuya única misión en la vida es comerse a sus congéneres. Este esbozo
de una vida laboral concreta pone de manifiesto la capacidad del ser humano
para ser deleznable y carecer de sentimientos.
¿Cómo acabará
todo esto? Yo soy pesimista así que creo que mal hundidos en un nuevo
feudalismo en el que ya sabemos cómo va todo. Creo que la moraleja que se nos está
transmitiendo desde arriba es que cada uno de nosotros de manera individual ha
de salvar el culo sin mirar a quien tenemos al lado. Sin embargo, Juanjo Sáez
decide acabar bien mirando hacia el futuro con cierto optimismo, al menos él
pone su granito de arena para que podamos ver más allá de la ponzoña que no nos
deja ver el sol.
No hay comentarios:
Publicar un comentario