Momentos antes de entrar en
la sala de cine para ver la nueva entrega de Superman de Snyder, un grupo de
chicos comentaba cómo cierto sector de la crítica había "dejado mal a la
película" mientras que el otro sector se regodeaba en el esplendor visual
del artificio. Pero lo que más me llamó la atención es que todos coincidían en
que el inicio de la cinta era espectacular para luego dar paso a algo casi
extraño donde el groso de la crítica más duramente había atacado. Además, los
chicos hablaron de otro aspecto curioso que también parece ser el son al que
todos bailan y en el que se escudan: el derroche económico que implica llevar a
cabo un proyecto de semejante envergadura que al final parece estar hueco. La
típica frase que repite todo el mundo de: "esto es cine muy
comercial" o "es un película solo de efectos especiales", ¡claro
señores!, el cine es una industria que como tal necesita vender entradas e
invertir en nuevas tecnologías, cosa que parece ser que muchos obvian cuando
compran su propia entrada de cine. Son muchas las veces que me pregunto: ¿por
qué hay tanta gente que compra entradas sin saber qué va a ver? en el sentido
de: comprar una entrada para una película de Superman y esperar ver un
melodrama sentimentaloide libre de efectos especiales.
Cuando yo adquirí mi entrada
para la película sabía que el señor Zack Snyder iba a hacer gala de todo el
derroche tecnológico y de fuegos artificiales que estuviera a su alcance, lo
que me cuestionaba era ver cómo iba a usarlos y si la película se iba a quedar
solo en eso, en las escenas de acción. Los dos tráiler que pasaron antes de la
misma (Gravity y Pacific Rim) parecían ser como
un presagio de lo que iba a ver a
continuación.
La película, claramente,
intenta dar una nueva visión del superhéroe, centrarse en aspectos que hasta
ahora no habían sido tratados en profundidad, como puedan ser los consejos
morales de Jonathan Kent, padre adoptivo de Superman, o la necesidad imperiosa del
superhéroe por decantarse entre la Tierra y su planeta de origen, Krypton. Con Christopher
Nolan detrás del proyecto no eran pocos los que temieron una desviación exagerada de la historia con
respecto al comic original, un cierto toque oscuro al film e incluso el viaje
de Superman a un existencialismo que marcara al personaje y no lo dejase salir
de ahí. Además la película contaba con el guionista David S. Goyer, frecuente
de Nolan, lo que podía conferirle un exceso de humanización y dramatización en detrimento de la acción.
Sin embargo, no ha sido ese el caso, sí que se ha dejado ver la mano de Nolan y
Goyer en la creación de un héroe atormentado que llega a dudar de su fe en la
especie humana y el mundo que le rodea, además se le otorgan cierta
desesperanza, un código de moral y una nobleza más laxas que llegan a convertirlo
en un auténtico humano pero para nada deja de lado la acción, el problema es
que hay demasiada.
Otro aspecto destacado es la
elección y la interpretación de Henry
Cavill, teniendo en cuenta que Man of
Steel se trata de un reboot, no
se podía recurrir a un actor que fuera semejante a Reeves sino que era
necesario que tuviera unas características propias que impregnaran al
nuevo-viejo superhéroe para así poder seguir haciendo secuelas del mismo.
También es cierto que este nuevo Superman destruye gran parte de los clichés
asociados al personaje y a su interpretación, que llegan a ser en ocasiones
ñoños y previsibles.
Y ya por último, y como
balance general tras el pequeño estudio sociológico del principio, afirmar que
sí que era cierto que el inicio de la película es sorprendente a la par que
curioso, no parece que estés viendo una película de Superman, y sí es cierto
que el exceso tecnológico resiente el producto final, hay escenas en las que
podrías ejemplificar el hecho de ir al baño, a por palomitas, y la escena no
vista no hubiera significado nada,
además la música creo que no acompaña en determinados momentos, agudizando la
sensación de superficialidad que impide que te adentres por completo en el film
y empatices con el superhéroe y al final acabas haciéndote preguntas estúpidas
como por ejemplo, ¿por qué le gusta tanto a los estadounidenses destruir New
York?, parece que al final le han acabado cogiendo el gusto al 11S, o ¿cómo después
de quince minutos de lucha a muerte y hostias como panes solo hace falta dar un
pequeño gironcito al cuello del General Zod? o ¿Las bragas de Lois Lane serán
blancas?
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