La poesía es un terreno
difuso y complejo, donde muchas de las reglas que sustentan la narrativa se
desvirtúan, cuando no directamente se ignoran, para conseguir un único
objetivo, convertir al ser humano en un instrumento musical emocional, para que
cada verso, estrofa o poema haga vibrar de una forma concreta al lector. He de
reconocer que nunca he sido un gran lector de poesía, principalmente porque
exige un lector más refinado y educado que la simple narrativa que te puede
ofrecer una ficción o un ensayo. Aunque esto no quiere decir que a veces no sea
un ejercicio útil y enriquecedor enfrentarnos a un poemario, que nos aparte
ligeramente del paradigma aristotélico, que nos aleje de los raíles que pueblan
cualquier historia, y que nos afecte a un nivel más básico y directo.
Aunque lo primero que
debemos de tener en cuenta es la variedad de formas en las que se nos puede
presentar un poema, ya que no tiene porque ser necesariamente una pequeña sucesión
de versos dedicados al amor. La poesía puede presentarse en multitud de formas
y dedicada a cualquier tema, desde un collage político hasta un cómic de
terror. En este sentido nos vamos a centrar en el trabajo del autor Tony
Sandoval, concretamente en su antología Epidemia
de melancolía. Este tomo puede entenderse sin problemas como una
recopilación de historietas cortas, adscritas al género de terror. Sin embargo,
las historias de Tony Sandoval van mucho más allá. Epidemia de melancolía recoge una selección de relatos que cuentan
con todos los elementos propios del género de terror, con algunas pinceladas de
ciencia-ficción puesta siempre al servicio del horror, donde no faltan desde
muertes escabrosas hasta monstruos que habitan entornos oscuros y malditos.
Pero el valor de las
historias de Tony Sandoval no está en su progresión narrativa, no nos
encontramos, como suele ser habitual en el género, con desenlaces sorprendentes
o trágicos. Más bien, los relatos suelen tener un desarrollo lineal que busca
reafirmar un concepto o idea, cuando no se descarta totalmente dicho desarrollo
para plantear directamente una idea que se explica desde varias perspectivas.
En este sentido, son destacables historias como Espinas o Paseo vespertino,
que giran en torno a una idea que se presenta de forma clara al lector, que en
lugar de recorrer una historia se impacta con una situación, un sentimiento o
una imagen. También nos podemos encontrar con historias con un desarrollo
progresivo más complejo, como puede ser El
guardarropa o Lluvia, aunque del mismo
modo, no podemos hablar de una estructura clara puesta al servicio de una
peripecia, sino más bien de un movimiento continuo, de un avance, nuevamente
utilizado más para transmitir que para explicar.
Si queremos buscar más elementos
que acerquen Epidemia de melancolía a
la poesía, sólo debemos acudir al simbolismo empleado por Tony Sandoval, que
deja claro cuales son los lugares que le gusta visitar una y otra vez, siendo
el principal la naturaleza, con especial fascinación por el mundo marino, el
cual puebla la mayoría de sus relatos, donde encontramos desde ballenas en descomposición
hasta tentáculos que llenan todos los orificios de vivos y muertos. La obra de
Tony Sandoval podría definirse como tremendamente visual y conceptual, con un
dibujo que no busca el realismo, sino la manipulación de la realidad con una
finalidad psicológica, puesta siempre al servicio de lo que se quiere contar.
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