Hoy vuelve a nuestra
columna semanal el nombre de Lovecraft. Pero en este caso no hacemos referencia
al famoso escritor que tantas veces hemos reseñado por aquí a colación de los
Mitos de Cthulhu. No, esta vez Lovecraft es el nombre de una localidad de Nueva
Inglaterra, al noreste de Estados Unidos. En nueva Inglaterra podemos encontrar
numerosas ciudades como Arkham, Maine, Bangor, Dunwich o Salem’s Lot. Algunas
de estas poblaciones son ficticias y otras reales, pero en todo caso todas
guardan una atmósfera común, creada mediante el mito y lo sobrenatural. Es
cierto que Nueva Inglaterra siempre se ha presentado como una maravilla de la
naturaleza, un lugar donde el clima cambia desde un verano cálido hasta un
inverno blanco, sin olvidar una primavera florida y un otoño famoso por el tono
marrón de sus bosques. Pero Nueva Inglaterra siempre será la América maldita,
aquel lugar donde llegar los primeros colonos ingleses, quienes se enfrentaron
a bosques insondables donde habitaban desde aquelarres de brujas hasta
criaturas malditas como el Wendigo.
Sin embargo hoy hablamos
de Lovecraft, una pequeña localidad típica de la zona, con sus casas bajas de
madera y sus embarcaderos al frío Atlántico. Eso y sus enormes casas
victorianas, entre las que resalta Keyhouse, la casa familiar de la familia
Locke. Nuestra historia comienza precisamente cuando unos miembros de dicha
familia se refugia en la misma tras haber sobrevivido al ataque de un par de
psicópatas adolescentes en su hogar, lo que precipita la mudanza desde la
soleada San Francisco hasta la fría Lovecraft. Sin embargo, los supervivientes
de la familia, especialmente los tres hijos: Tyler de 18, Kinsey de 15 y Bode
de 6; tendrán que enfrentarse a más que la muerte de su progenitor en su nuevo
hogar, pues Keyhouse tiene sus propios secretos y peligros.
Este es el planteamiento
con el que comienza la serie Locke &
Key, ideada por el guionista Joe Hill e ilustrada por Gabriel Rodríguez.
Aunque Joe Hill ha realizado otras exitosas incursiones en el mundo del cómic,
como La Capa, lo cierto es que
alcanzó la fama con la publicación de dos obras de literatura de terror, la
antología Fantasmas, de donde se
extrajo el relato que dio pie a La Capa,
y la novelas El traje del muerto y Cuernos, una auténtica revolución, sobre
todo la primera en lo que respecta a la literatura de terror. Aunque claro, el
gusto y la calidad de las obras de Joe Hill no nos deben extrañar, ya que debemos
de tener en cuenta que es precisamente hijo de Stephen King, sin duda el autor
de terror más importante del siglo XX. Pero afortunadamente, Joe Hill es
cualquier cosa antes que un imitador de su padre, ya que desarrolla un estilo
propio, colocando el foco en puntos diferentes a su padre.
Prueba de ello es Locke & Key, que a pesar de contar
con elementos propios de la obra de King, como son la infancia y la
adolescencia, con el trío protagonista; o el simbolismo de ciertos objetos, con
las llaves, cerraduras y puertas de la casa; la obra de Joe Hill es más
descarnada y directa, con un mayor gusto por la acción y el movimiento que su padre.
En todo caso, no se trata de una competición, por lo que cualquiera que busque
un buen cómic de terror, o un buen cómic a secas, tiene una apuesta más que segura
en Locke & Key, posiblemente la
mejor serie de terror que se esté escribiendo actualmente.
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