Es la frase
que dice Angelo el mecánico entrevistado en la película Chronique d'un été (1960) de Jean Rouch y Edgar Morin un clásico de
la nouvelle vague en la que el director de cine, y el filósofo y sociólogo
hacen un experimento visual que consiste en preguntar a los parisinos si son
felices. La cinta transcurre a lo largo de unos personajes anónimos que van
tomando personalidad a medida que el metraje del documental avanza hasta el
punto de convertirse en familiares para el espectador.
Chronique d'un été es más bien un atraco a la intimidad de las personas, al
interior de sus sentimientos y de su forma de entender el mundo, no deja de ser
paradójico de concebir un experimento sociológico como un ensayo en el que en
cierta manera entraña algunos aspectos violentos como el de atacar a los
viandantes en búsqueda de una respuesta que muchas veces no es la deseada. Muy
diferente al concepto de atraco dialéctico está el de “robo”, el de escuchar
que dice la gente por la calle e intentar plasmarlo de alguna manera. Dentro de
este último grupo esta Cuaderno de frases
encontradas (2013) de Juan Berrio autoeditado por el mismo.
La distancia
real entre la obra del autor español y la película francesa de los años sesenta
realmente no es tan grande, tan solo se reduce a la actitud del autor como
mediador, en el caso de la película es activa, existe una búsqueda real de la
frase, de la emoción de los personajes. Sin embargo, la actitud de Juan Berrio
es otra, existe la investigación pero la actitud del autor vallisoletano es la
de un cazador que espera a su presa. Observa y cuando llega el momento toma
nota de esas frases, de la actitud de los personajes del lenguaje no-verbal de
la ropa de estos, lo cual constituye un estudio etnográfico en toda regla.
Esa vertiente etnográfica
que se explota en este título es una variante quizás más dura de lo que pudimos
ver en Miércoles o en su obra
anterior. En Cuaderno de frases
encontradas la labor etnografía es mucho más pura y refinada, requiere un
esfuerzo muy diferente a lo que supuso su obra anterior, muchísimo más
planificada tal y como se ve en el documental Algunos miércoles de Miércoles, en este caso el trabajo implica
preservar la frescura del momento.
Juan Berrio
sigue dando pasos adelante hacia esa forma que tiene de entender lo social en
este caso a partir de pequeñas píldoras que conforman un discurso global sobre cómo
es la España de hoy día. A través de estas páginas podemos ver cierta
preocupación de la sociedad, pero también como esta no ha perdido la esperanza agarrandose
a la cotidianidad y a las relaciones personales para superar el periodo de
crisis en el que estamos inmersos.
@Mr_Miquelpg
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