sábado, 1 de junio de 2013

Spain is Pain #114: Entrevista a Juan Berrio.


La entrevista de hoy está dedicada al autor de una de las obras más interesantes del año 2012: Miércoles. Con Juan Berrio hablamos, entre otras cosas, de la importancia de la música en esta obra, del ritmo de la narración y de la causalidad como motor narrativo. Esta entrevista fue el sábado 13 de abril durante el 31º Salón del Cómic de Barcelona.

Miguel Pérez: Creo que hay algo que define tu trabajo y que, en concreto, marca Miércoles y es que narras de manera muy gráfica y da la sensación de que solo usas la palabra como último recurso. Por otro lado, implicas las viñetas como un elemento narrativo más.

Juan Berrio: Me extraña mucho esta pregunta, porque tengo la sensación de que no es tan así. Creo que todo nace a la vez, no soy de esos autores que deja los diálogos para el final.

Miguel: Me refiero a que cuando conceptualizas la narración lo haces únicamente con imágenes.

Juan: Cuando hago los primeros esquemas el texto siempre está, creo que soy de los pocos dibujantes que sus cuadernos hay pocos dibujos y mucho texto. Porque yo lo que hago es contarme a mí mismo las ideas, y lo cuento con palabras y diálogos. Luego los tengo que recortar un poco porque me gusta que los personajes sean un poco redundantes y luego limpio aquello que no hace falta para que no sean tan redichos o porque no hace falta que expliquen más, así queda más bonito. Por economía de espacio en la viñeta sí que simplifico y quito cosas del texto, pero en el origen no me lo puedo imaginar por separado, cuando estoy pariendo algo y lo trato de poner en página. Porque un guion no es más que una fantasía en tu cabeza, y empiezas a preguntarte por la longitud de la historia y te planteas como va a ser esa primera página, es ahí cuando estudio la composición de la página, de las viñetas y ahí están los diálogos, y va todo a la vez. Lo que pasa es que el texto, es el texto y los recursos gráficos son muchos más variados y te ofrecen más posibilidades de jugar, quizás por eso puede parecer que lo  gráfico está más estudiado.

Miguel: Cuando hablé anteriormente contigo en Sevilla te comenté que vi mucho de Jacques Tati pero me comentaste que no habías visto las películas pero sí que trabajabas con sus bandas sonoras. 

Juan: Yo lo que quise hacer es no volver las películas. Conozco el cine de Tati, lo había visto en la adolescencia, pero cuando me puse a trabajar en Miércoles y vi que aquello tenía un tono de comedia amable, de buscar la sonrisa y con muchos personajes, me di cuenta que sin haberlo planeado me había “acercado” al sabor que me dejaban las películas de Tati y me dije: “esto es lo que quiero conseguir”. Hacer que al lector le pase lo que a mí como espectador de sus películas: pasar un buen rato y acabar con una sonrisa. Entonces decidí no volver a ver las películas y no hacer homenajes directos; tuve tentación con un personaje que tiene pipa y pensé: “hago aquí un guiño” pero luego pensé que mejor que no. Y no vi las películas para no recordarlas no tenerlas frescas y así no contaminarme, porque la historia ya estaba en mi cabeza y ya sabía lo que iba a ser, lo que quería era el ritmillo y por eso lo de la música.    

Miguel: ¿Crees que te hubiese contaminado si las hubieses revisitado en ese periodo?

Juan: Nunca se sabe. De repente tienes una situación parecida y piensas: “pues Tati lo soluciona así”. Recuerdo que cuando empezaba estaba muy obsesionado por lo de no copiar, no dejarme influir y eso me llevaba a no ir a bibliotecas ni a exposiciones incluso a no leer libros para que nada me influenciase. Y luego estaba todo contaminado porque uno es víctima de su tiempo, y en mis dibujos está la influencia de mucha gente. Ahora vivo eso con más naturalidad y esa paranoia se me ha pasado. De hecho ahora estoy en el extremo contrario, pero sí con cierto respeto a como otros explican sus historias, prefiero una solución personal aunque sea más floja.

Miguel: Miércoles me recuerda a una escena muy concreta de Tiempos Modernos de Chaplin en la que el protagonista coge una bandera roja que se le ha caído a un camión, este la coge empieza a agitarla para avisar al chofer y justo en ese momento se ve envuelto en una manifestación obrera. Es decir una causalidad basada en la casualidad que ayuda a que las historias se vayan concatenando.

Juan: Creo que sí, con esa banda sonora con la que yo trabajaba había muchos temas de esos músicos que hacían temas para películas de cine mudo, de dibujos animados de los años 30, y que recorre todas las épocas. Todas esas músicas me daban el puntito alegre.

Miguel: Es que con los extras muestras la importancia de la música en esta obra.

Juan: Cuando estaba a mitad de trabajo, los extras se convirtieron en una obsesión. Me parecía una idea bonita, si quieres gratuita, que no eran necesarios para la historia que acaba en un punto idéntico al que se inicia. Empezamos al amanecer y acabamos al anochecer, pero ya que todos los personajes habían estado cumpliendo con una coreografía para cruzarse por ser un plano secuencia único. Entonces para que la acción avanzase necesitaba que los personajes se encuentren para poder seguirse unos al segundo y que este se vuelva a encontrarse con otro para poder seguir al siguiente. Entonces estos personajes míos a los que les tengo mucho cariño los tenia, a los pobres, un poco condicionados para moverse dentro de esas calles y esos parques. Mientras estaba trabajando escuchando esas músicas yo pensaba: “yo quiero que estos tíos me bailen un cha-cha-cha”. Además, como los dejo ahí acostados, puede ser como una especie de sueño porque esas páginas van sin color; así que los gorditos bailan el cha-cha-cha, la portera escucha una canción en la que se sugiere que su hijo el policía pueda tener una historia de amor con la quiosquera. Era como liberar a los personajes y que se desmelenaran un poco, y a la vez volviendo a lo musical, aunque el cómic no suena la estructura del libro es muy coreográfica si se puede decir así.

Miguel: Esta causalidad casual que coreografías ¿hay que forzarla mucho?

Juan: Yo tengo una relación amor odio con las casualidades, procuro que en mis historias estén “bien metidas” sin saber muy bien lo que es eso. Porque como espectador sí que sufro en historias más realistas en las que suceden casualidades, cuando estás viendo una película de acción o policiaca y al final empiezan a sucederse casualidades me cabreo. Pero cuando estas en un tono de comedia feliz con unos personajes que viven en el mismo edificio sí que pueden suceder estas cosas porque a mí me pasan. Porque yo soy sobre todo un gran espectador de casualidades, y mi manera de observar el mundo me lleva a no saber cuándo nos despidamos si alguien me pregunta no saber si llevas gafas o no, pero me fijo en otras tonterías que hacen que coincida con otra cosa que veo más adelante. En mi mundo de cosas que me llaman la atención observo frecuentemente que se suceden repeticiones, casualidades, paradojas,… cosas curiosas. Entonces eso, en un ámbito cotidiano/doméstico, creo que funciona y más en una comedia como es Miércoles.

Miguel: A la hora de transmitir esa sencillez narrativa ¿Cuánta complejidad hay detrás? Creas una prehistoria de los personajes.

Juan: En ese sentido no tengo mucho más de lo que cuento. Por ejemplo, a los vecinos del edificio de Miércoles no les he imaginado su pasado ni su futuro. Sí que intento definir cuál es su manera de ser y de hablar o cuales son los rasgos que les caracterizan, pero no voy mucho más allá.

Miguel: Te lo pregunto porque en las primeras páginas puedes ver realmente cual es la relación entre personajes y el carácter de cada uno.

Juan: Si, pero sin llegar a visualizar situaciones previas.

Esquema sobre el que se desarrolla toda la acción

Miguel: Luego me parece muy interesante lo que haces con tus historias, son muy tranquilas sin grandes resoluciones, ni puntos de giro muy marcados y hasta cierto punto da la sensación que tus historias no necesitan de eso.

Juan: En general, ya no en Miércoles que es una historia redonda que acaba como empieza, por eso se titula así, y eso es importante en el libro. Pero en general en mi obra los finales no están muy estudiados a pesar de trabajar con estructuras, pero esto a veces no me lo exige y casi me dan ganas como de dejar morir la historia. Por ejemplo, tenía la fantasía de hacer una película o cortometraje en la que se contaba la historia de unos personajes como los que a mí me gustan, o como los que a mí me entretienen, y que en un momento dado se acabara porque se ha acabado la cinta, el tiempo o el presupuesto y con toda naturalidad poner el fin. No digo que sea el caso de Miércoles porque tiene una estructura compleja pero en otro tipo de historias me encanta…; porque me enamoro de los personajes y me gusta transmitir lo que sienten pero luego como la vida real no acaba nunca todos los finales son mentira. Como no hagas un final como el de 2 metros bajo tierra en el que van muriendo todos. Mientras suena una canción cuando la protagonista va conduciendo pasa la muerte en las distintas edades unas veces por accidente, otras por enfermedad de todos los protagonistas. Pero la vida real me dice que si un día te enamoras otro te desenamoras, como a mí me gusta mucho hablar de lo cotidiano no necesito finales muy redondos a menos que me lo exija la estructura que para mí es muy importante y a veces sí que me exige cosas. 

Miguel: Luego sí que existe una crítica social sin aspavientos ni con el puño alzado.

Juan: Me gusta que mis personajes cascarrabias sufran con las cosas que pasan y que hagan sus reflexiones más o menos paradójicas. Me gustan la portera y la vecina gordita que según les da son muy competitivas, porque me parece que eso es la vida real, ahí hay una pequeña pincelada buscando la sonrisa. Creo que todo eso a otra escala lo vivimos en el día a día, estas esperando a tu pareja y hace un día espléndido y tienes un libro a mano esperas encantado y cuando llega es la persona que quieres y te da igual que haya llegado tarde, pero como hayas tenido un mal día y las noticias sean horribles te parece que el minuto que has esperado ha sido una eternidad. Yo creo que eso es la vida real y ese tipo de guiños son los que aparecen en la obra. Hay gente que la oigo hablar del libro y parece que esos episodios no existieran, como si toda la historia fuera feliz cuando hay momentos de una pequeña crítica a cosas que están pasando.

Miguel: Entonces el día a día sirve para reivindicar algo.

Juan: Yo creo que sí, no sabemos muy bien qué. Quizás lo que esté en la mano de todo el mundo es no dejarse llevar por la desesperanza porque uno tiene la sensación de que puede hacer poco, pero si ser solidario y no perder la tranquilidad.


Miguel: En el documental que utilizas para las presentaciones de Miércoles, Algunos miércoles de Miércoles, se ve que haces un trabajo previo brutal. La simplicidad que brota de tu trabajo es fruto de la complejidad del trabajo previo.

Juan: Si. Creo que contar una historia como Miércoles, organizar esos movimientos de personajes para que aquello fluya; si no haces un trabajo previo no lo puedes improvisar. Para otro tipo de historias si pero para Miércoles no lo sabría hacer de otra manera, se me podría ir la mano en alguna escena o en algún personaje y no me quedaría compensado. No es que yo sea una mente matemática y obsesiva, que no lo soy. Pero cuando cuentas una historia coral con una estructura como esta necesitas un poco de organización, tanto para la narración como para el propio cómic.

Miguel: Una de las cosas que me sorprende de esta última obra es la utilización del rojo con una narrativa que respira tranquilidad. Cuando el rojo, y sus tonos están asociados a otros valores.

Juan: Eso fue un poco prueba y error. Yo tenía claro que quería trabajar en bitono. Yo soy un gran defensor de esta técnica, me encantan los trabajos hechos a dos tintas por los cartelistas rusos, hay una tradición en las artes gráficas que se ha perdido y a mí me parece que en la actualidad no se le saca partido a las dos tintas, y a mí me parece que a Miércoles le iba bien, y a parte me apetecía. Pero no sabía el que, el negro estaba ahí y en principio no sabía que otra tinta utilizar. Entonces para llegar al color que he utilizado, un naranja muy rojo o un rojo muy anaranjado lo que hice fue probar varios. Luego la forma de trabajar te permite probar con diferentes colores, haces las dos planchas, una sabes que es negro y con la otra vas probando: “más naranja, más rojo… y si pruebo con azules” y ves que no funciona para esos atardeceres y amaneceres.

Miguel: Así pues la elección ha sido por la luminosidad.

Juan: Si, pero había colores que funcionaban mejor para algunas cosas, por ejemplo: si utilizaba más amarillo, y el naranja era más amarillento, los fondos eran mucho más ricos, tenían una riqueza y una profundidad muy bonita pero los primeros planos funcionaban peor. Los azules los descarte enseguida fue prueba y error, también se habló con el propio diseñador y con imprenta, nosotros sugerimos un Pantone fuimos a la imprenta, porque luego depende del tipo de papel y vimos que no funcionaba.

Miguel: Has hecho una serie de ilustraciones para unos libros sobre la ciudad de Madrid. Y en Miércoles se ve la importancia de la ciudad como un personaje más.

Juan: Son dos encargos distintos que tienen en común las dos tintas y es un trabajo que me sirvió para familiarizarme con el bitono, y ahí me enamoré de ese proceso. Pero en mis comics aparece mucho la ciudad pero es una ciudad que no se reconoce y a mí me gusta que no se reconozca, no pongo guiños reconocibles, intento hacer una ciudad que sean todas las ciudades. Aunque tampoco busco esa neutralidad absoluta, dibujo con naturalidad sin poner el Pirulí, ni la Sagrada Familia, ni un skyline conocido por eso me muevo en barrios y parques que pueden ser de muchas ciudades. Entonces me gusta la ciudad, las casas, los edificios, yo empecé estudiando arquitectura, que luego afortunadamente lo dejé y me siento muy cómodo en esos ambientes, pero no quiero identificarme con ninguna ciudad. Los libros sobre la ciudad de Madrid eran un encargo y por eso tenía que ir a los sitios y tienen que parecerse, tiene que ver pero es el planteamiento opuesto.

Miguel: Estas preparando algo o estas en plan post-parto.

Juan: Estoy preparando una historia a la que le tengo muchas ganas y en la que hay un cambio de registro. Ya no es ese tono de comedia, si es que es comedia, es una historia más triste de una separación de una pareja joven que deciden dejarlo y en la que pasan muy pocas cosas. Me apetece  colarme en esas habitaciones esos sitios y escuchar esos silencios y contar eso. Así como en Miércoles quería dejar al lector con una sonrisa, aquí busco todo lo contrario, que sienta cierta afinidad con esa gente que lo está pasando mal que le recuerde situaciones vividas, primeras novias, etc.

Miguel: Como le explicarías a alguien que no sabe nada de cómic que es un autor de cómics.

Juan: Los autores de cómic nos dedicamos a contar historias a base de viñetas y bocadillos, que contamos las historias dibujando y que hacemos libros llenos de dibujos. Pero que en realidad lo hacemos así porque es lo que sabemos hacer si no fuese así trataríamos de contarlo en forma de novela o película porque supongo que tenemos la necesidad de contar esas historias y a veces lo que tenemos a mano es el lápiz y el papel.  

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