miércoles, 23 de octubre de 2013

Sesión Numerada #29 Camino a la perdición (2002). El largo camino de la venganza.


Con la llegada del otoño y un clima un tanto desapacible, oscuro y melancólico que mejor que visionar y leer Camino a la perdición. Este cómic fue reeditado recientemente por la editorial Panini dentro de su colección Panini Noir, como ya ocurriera con Una historia de violencia (John Wagner y Vince Locke) de la que ya hemos hablado con anterioridad en esta sección. Camino a la perdición es una obra imprescindible para aquellos que disfruten con los cómic de serie negra, Max Allan Collins y Richard Piers Rayner como cabezas más visibles hacen un estupendo trabajo reflejando la época de la Gran Depresión en Estados Unidos y las disputas entre gánster; donde el honor y la familia son claves para comprender el contexto histórico.

Como en toda adaptación, las diferencias son significativas en cuanto a la obra original, pero no dejan de ser un complemento para la misma historia que, en ambos casos, se centran en la relación que se establece entre un padre y su hijo, cuyas vidas, ya de por sí, están destinadas a permanecer unidas.



Sam Mendes ha sabido darle a esta obra todos los alicientes para convertirla en una pieza magistral donde la fotografía, la composición, los movimientos de cámara y la narrativa destilan cine negro a raudales, es una de esas cintas que gustan a los sentidos, casi un poema visual; con un tempo pausado pero continuo y unos diálogos justos y precisos que ayudan a centrarnos aún más en el preciosismo del conjunto con numerables escenas de esas que formarán parte de la historia del cine. La banda sonora de Thomas Newman adquiere un papel relevante y llena los enormes silencios que se establecen entre padre, Michael Sullivan, e hijo, Michael Sullivan Jr. a la vez que complementa la atmósfera angustiosa y oscura del film.




Las interpretaciones no son menos dentro de la película con un Tom Hanks a la altura del mismísimo Paul Newman, la otra relación paterno-filial entre el amor y la venganza, a la que se le suma el hijo bastardo Daniel Craig y el personaje del asesino a sueldo de  Jude Law, éste no aparece en el cómic pero no por ello deja de ser peculiar e interesante e introduce una variante de la fotografía post morten vía asesinato por entramado del ajuste de cuentas entre gánsters. Por poner alguna objeción al film, posiblemente el final se presenta predecible pero al estar rodado de una forma tan sublime y hermosa y con un mensaje tan claro, en última instancia, el conjunto pesa más que los pequeños defectos.


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