Hace
cuestión de unos meses hice una entrada referente al revisionado de Kick-Ass
(veáse http://goo.gl/p2siAG) en la que, en gran medida, hacía mención de los
aciertos de ésta, de cómo las comparaciones, paralelismos e incluso homenajes entre
los superhéroes "reales" que aparecen en la película y aquellos que
pertenecen a nuestra cultura popular más
arraigada aportaban una riqueza tanto visual como argumental que hacían de esa
entrega una pieza divertida, entretenida y con un buen ritmo. Pero en esta
segunda parte la chispa, vitalidad y el susodicho ritmo han desaparecido por
completo. Querer explotar la idea de que
todos pueden ser superhéroes sin ninguna habilidad y hacer de estos personajes
una parodia sin pies ni cabeza donde el humor parece residir exclusivamente en
la "transgresión" (nivel infantil) verbal, sexual o mediante una pseudoviolencia injustificada, la convierten
en un globo que se va desinflando poco a poco a cada minuto que transcurre de
metraje.
Matthew
Vaughn ( Kick-Ass, 2010) no es que sea el director grandioso del siglo que
llenará páginas y páginas de historiografía del cine, pero por lo visto ha
dejado el escalón demasiado elevado para que Jeff Wadlow, director de la última
entrega, pueda ni siquiera subirlo y de ahí que las deficiencias se acentúen.
Las escenas se superponen unas a otras sin el
empaque necesario (montaje, guión, etc.) que hace que la evolución lógica de los personajes, que
debería dar mucho juego, se convierta en un simple paso del tiempo no
convenientemente narrado. Si vemos la progresión de los personajes: Kick-Ass es
un adolescente que parece estar harto del personaje enmascarado que representa
y sus idas y venidas no acaban de tener resultado. Bruma
Roja, ahora El Hijoputa, es uno de los peores malos que jamás he visto, no
llega ni siquiera a ser un chiste del malo de la película, en este caso Madre
Rusia es de las pocas que se salva de la quema protagonizando al menos una de
las secuencias más entretenidas del film. Por su parte, la reina del cotarro,
Hit Girl, deja de lado lo que tan divertido resultó en la primera entrega como
era una niña de cara angelical dando hostias a diestro y siniestro y jugando
con la inocencia infantil para adentrarse en la adolescencia de instituto y
destruir la libido de muchos de sus seguidores. Mindy se encuentra en esa edad
en la que ya no es una tierna niña que juega con navajas de mariposa pero
tampoco el pibón al que le están saliendo las tetas, empieza a usar maquillaje
y los trajes de cuero le sientan fenomenal, es por eso que anda entre las dos
edades perfectas de la mujer como superhéroe y de ahí que pese a que la
película gire en torno a ella la chispa ya no está. Y qué decir del personaje
del Coronel Barras y Estrellas interpretado por Jim Carrey, es un visto y no
visto más que desaprovechado, sin mencionar una descuidada banda sonora y los
soniquetes de John Murphy para 28 días
después (2002).
A
grosso modo las deficiencias de la película pesan más que los aciertos y cuando
veo este tipo de cintas me replanteo si estamos llegando al fin del filón de
las películas de superhéroes y si merece la pena verlas en cine para rememorar
únicamente un par de escenas de acción, en algunas ya ni eso. Pese al empuje de
Los Vengadores (2012) mis esperanzas
cada día van a menos.
Fui a verla sin esperar demasiado, y me encontre un film divertido que me gusto mas que los dos comics (bebe de Kick-Ass 2 y el tomo de Hit-Girl) de los que bebe.
ResponderEliminarTanto esta como la primera parte son victimas de gente que no entiende que tipo de pelicula tiene ante sus ojos, y al igual que anterior entrega, recaudara mas en DVD/Blu-Ray que en taquilla...