jueves, 5 de septiembre de 2013

El sótano del primo Barto: La evolución del artista


La historia corta es sin duda una de las formas más eficaces de contar una idea, ya que la historia se ve limitada en su duración, lo que obliga a sus autores a ser lo más conciso posible, dejando de lado cualquier divergencia lateral para centrarse en lo que realmente importa, en el núcleo de la historia. Como es lógico, esto no quiere decir que escribir historias cortas sea sencillo, pues hacer una historia corta no se limita a hacerla simple, pues lo que debe hacer el creador no es podar una historia mayor, sino concentrarla mediante un proceso de selección hasta obtener lo que realmente quería comunicar. Quizás por esto nos encontramos con muchas historias cortas, desde relatos a cortometrajes o cómics de ocho páginas que no llevan a ninguna parte, muchas veces sin que sepamos de donde vienen. La concreción es ardua, ya que siempre será más sencillo colocarse frente a una multitud y hablar durante dos horas, que en cinco minutos convencerles de algo concreto.

Por suerte, hay veces, muchas, que las historias cortas llegan a nosotros como deben, bien resueltas, apuntando a su objetivo y no errando el tiro. En el cómic no es extraño encontrarnos una gran cantidad de historias cortas, ya que es un medio que se presta mucho a la antología. Todo esto sin querer contar los comic book americanos como una historia corta, aunque en caso de que eso se hiciera no dejaría demasiado bien parado a muchos guionistas cuya obra no termina de funcionar del todo hasta que se edita en un tomo. Aunque éste no es el caso de obras como Materia Oscura, un tomo recopilatorio que selecciona varias historias cortas del dibujante británico David Lloyd, en concreto once, de las cuales en cinco se encarga de guión y dibujo, mientras que en las otras seis se ve ayudado por guionistas de la talla de Peter Milligan o Ramsey Campbell, ya sea para desarrollar todo el guión o como autor de otra obra en la que se basa David Lloyd. Matería oscura intenta realizar un espectro de toda la carrera del dibujante, pero como es lógico, se detiene especialmente en la década de los ochenta, cuando alcanzó el punto álgido, coincidiendo con la realización entre 1982 y 1988 del cómic V de Vendetta, guionizado por Alan Moore. De modo que nos encontramos con dos historias realizadas a finales de los setenta, representación de los comienzos de David Lloyd; seís de la segunda mitad de los años ochenta, una de principios de los noventa, y dos de la primera década del actual siglo.

A pesar de que las historias contenidas en Materia Oscura abarcan casi tres décadas, lo cierto es que el trabajo de David Lloyd se mantiene bastante estable, con una calidad media envidiable, tanto en su dibujo más clásico como en algunos experimentos que se permite con el dibujo, en los cuales no llega en ningún momento a plantear ninguna solución radical pero si juega lo suficiente para demostrar que es un dibujante con recursos. La cuestión del guión es más diversa, pues los diversos colaboradores de David Lloyd redactan historias de lo más diversas, aunque siempre manteniendo un buen resultado. Por su parte, cuando David Lloyd se encarga de los guiones se centra en un terror gótico muy clásico, heredero de la Hammer y los cómics de EC y Warren, con lo que nos encontramos con vampiros y demonios, en tonos que van desde el horror más imponente hasta el humor más blanco.

En resumen, Materia Oscura es una lectura más que recomendable, una muestra del trabajo de uno de los mejores dibujantes de su época, el cual se ve acompañado de unos muy buenos guionistas que nos regalan historias de terror y ciencia-ficción con ese estilo que aún siendo clásico nunca pasa de moda, llegando incluso a revalorizarse con los años.


@bartofg

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