Hay un momento en la vida de todo niño
en el que no puede más que fantasear con las aventuras más
salvajes, ya sea para demostrar su valor ante si mismo o ante
alguien, o por la simple ambición del movimiento continuo.
Afortunadamente para los niños, estas aventuras jamás tienen lugar,
porque sin duda se parecerían poco a las alegres desventuras de Los
Goonies u otro producto
adolescente de los años ochenta de la pasada década.
La
verdadera aventura exige ante todo una apuesta, ya que si queremos
ser los protagonistas, los héroes, no podemos limitarnos a la
función de espectador, hay que tomar partido, jugarse el cuello y
poner toda la carne en el asador, ya que la victoria tiene un precio.
Al igual que la derrota. Creo que la mejor obra que ha retratado la
aventura infantil o preadolescente es It,
para mi la mejor novela de Stephen King y posiblemente una de las
mejores del siglo XX. Los protagonistas de It
viven dos tiempos temporales, por un lado sus aventuras juveniles y
por otro las consecuencias de las mismas en la edad adulta. Las
aventuras juveniles de It
tienen lugar en la Norteamérica de provincias de los años 50, pero
sin duda son reconocibles casi por cualquier que haya tenido una
infancia en Occidente durante los últimos sesenta años. Y aquí es
donde nace la magia, porque este grupo de chicos liderados por Bill
Denbrough pasan de las aventuras más triviales e inocentes, como
construir un dique en un arroyo, a estar a punto de perder la vida
ante un extraño ser de mil caras y con gusto por la carne de niño.
Pero
parece que esta construcción de la infancia, y ese salto hacia el
mayor horror que supone la aventura, pues no existe la aventura
inocente, no es exclusiva de la sociedad occidental, como demuestra
la obra Aula a la deriva
de Kazuo Umezu (transcrito en su edición española como Kazuo
Umezz). Este manga clásico, editado en su país entre los años 1972
y 1974, cuenta como un grupo de chicos despreocupados no tienen más
remedio que enfrentarse ante lo desconocido. El planteamiento básico
de Aula a la deriva
puede considerarse no muy innovador, aunque hay que tener en cuenta
el año de su realización. Un buen día, un colegio japonés
desaparece, dejando solo un enorme cráter. Sin embargo, lo que la
gente no sabe es que ese mismo colegio ha aparecido en mitad de una
interminable planicie terrosa habitada por enormes insectos
antropófagos. Nuevamente nos encontramos con el horror donde debería
haber ilusión, ya que los chicos no vivirán la aventura de su vida,
sino que se enfrentarán a un caos de violencia y muerte donde la
única preocupación es la supervivencia, dejando incluso de lado la
importancia por resolver el misterio de su desaparición.
Aula a la deriva
es una obra muy recomendable, puede que su dibujo clásico expulse a
algunos lectores, aunque personalmente lo considera un valor añadido
más. En todo caso, la obra de Kazuo Umezu será una delicia para
cualquier lector ya sea este aficionado a la ciencia ficción, al
misterio, y como no, al horror más puro. Aula a la deriva
es la gran aventura que todos hubiéramos querido protagonizar cuando
niños con nuestra pandilla, esa odisea que afortunadamente jamás
pasó del terreno de la imaginación, para el bienestar de nuestra
salud y nuestra cordura.
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