Durante el pasado
fin de semana estuve en el mayor evento del cómic de nuestro país,
el Saló Internacional del Còmic de Barcelona que, este 2012,
cumplía su trigésimo cumpleaños y, durante los últimos seis días,
los siguientes al fin del Saló, muchas opiniones se han ido
vertiendo sobre la organización del evento, esto es, FICOMIC.
Por una parte he
disfrutado, como siempre, del evento como si fuera un aficionado más:
exposiciones, firmas, compras, charlas... Por otra parte, he
aprovechado profesionalmente el evento de la mejor de las maneras: me
he encontrado con compañeros divulgadores y amigos autores, he
hablado con editores y se han hecho muy buenas entrevistas (de lo
cual tiene la "culpa" nuestro colaborador Miquel), he
conocido a personas que hasta ahora no tenía el honor y se han
formado lazos nuevos mientras otros se han reforzado. En definitiva
ha sido todo lo que se espera de un gran evento comiquero. Es cierto
que, junto a los stands de editoriales y tiendas, las mesas de
firmas, las estupendas exposiciones... había pantallas con trailers,
peleas de robots que hablaban, pasacalles, videojuegos, lo que montan
los fans de Star Wars, pero eso no hace que sea menos
Saló, ¿verdad?
Se han vertido
opiniones en contra del evento: que ha dejado de tener su razón de
ser, su sentido; que los profesionales del cómic (¿qué
profesionales?) no están a gusto en el Saló desde hace años, pero
vuelven cada año; que la excesiva mercadotecnia "transversal"
hace que cada vez parezca menos un salón del cómic y se asemeje más
a una feria de entretenimiento con complementos que solo tienen que
ver con el cómic el basarse en él en origen para hacer más
dinero... Se ha hablado de volver a las "raíces" del Saló,
crear un evento por y para los profesionales, que no busque ser un
negocio como el que monta FICOMIC (¿de verdad, por amor al arte? ¿si
queremos otorgar al cómic el empaque que se merece como "arte"
debemos quitarle la categoría de negocio?), que respete lo que ahora
mismo es "el auténtico significado del cómic en España".
Eso significaría que los dibujantes de superhéroes que venden
millones en el mundo (algunos dicen que España NO es el mundo y nos
regimos por gustos diferentes) no tendrían cabida, que las películas
basadas en cómics que atraen nuevos lectores tampoco serían bien
recibidas, que el que hace tebeos porno o de fantasía como "simple
entretenimiento lúdico" para jóvenes (o no tan jóvenes) y
niños, se quedarían fuera de la nueva feria; hablamos de un evento
con grandes charlas y elevando el cómic (solo) a la categoría de
Noveno Arte (pero sin "rebajarlo" a su inicial sentido: el
entretenimiento), hablamos de autores de novela gráfica que publican
solo en editoriales pequeñas (pero no demasiado), que hacen crítica
sobre el mismo medio sin pararse a pensar que otras formas también
atraen lectores y, siento decirlo, ESO es lo más importante. El
cómic sigue tristemente siendo un placer minoritario y cualquier vía
de popularización, entretenimiento, difusión... es no solo buena,
sino NECESARIA. Soy filólogo y no por analizar a Cela, Milton o
Goethe voy a dejar de disfrutar de la fantasía heroica de Reinos
Olvidados o no voy a querer conocer de cerca a Rafael Marín como
novelista de ciencia-ficción.
¿Es necesario ese
#otrosalon? Con total seguridad. ¿Y eliminar los que ya hay? Ni de
coña. Cualquier ayuda para éste, nuestro mundillo, es necesaria.
Eliminar la mercadotecnia en pro del elitismo cultural solo hará del
cómic un nuevo ghetto. Si antes solo algunos aficionados iban a las
tiendas de barrio a por su último número de X-Men, ahora las tornas
podrían cambiarse y los que sustentarían la industria (porque , no
lo olvidemos, es también una industria) serían los intelectuales y
snobs que se acercaran a la "novela gráfica". ¿No es
posible convivir? ¿No es recomendable? Y, repito, ¿mejor?
No dividamos
fuerzas, el cómic es un poderoso medio, no cabe duda, pero necesita
de toda la ayuda posible para hacerse grande. La novela gráfica, el
tebeo de superhéroes, las tiras gráficas de prensa, el manga, los
webcomics y los cómic digitales, los salones, las mesas redondas,
congresos, simposios, colegios, institutos y universidades, tiendas
de barrio y grandes superficies... hay muchas vías disponibles, y
todas pueden convivir. No le demos la espalda a ninguna.
Nos leemos pronto.
EXCELSIOR!
¿Otro salón es posible? Tal vez, pero ¿Qué otro salón? ¿Uno dedicado al cómic español? ¿Uno centrado en autores y editores para que se den golpecitos en la espalda y consigan contactos? No lo sé, solo soy un lector más que le gusta disfrutar de su hobby y que, particularmente, me gustaría que no fuera algo tan minoritario como es, que dejáramos de llamarlo "el mundillo" para poder llamarlo con la boca grande "el MUNDO", pero para eso hace falta tiempo y esfuerzo por parte de todos y con todos me refiero a editores, autores y lectores.
ResponderEliminarCuando en los institutos a parte de leer "La casa de Bernarda Alba" les hagan leer a los chavales "Arrugas" o "Contrato con Dios" es cuando dejará de verse el mundo de las viñetas como algo minoritario e infantil.
En mi opinión si quieren "otro salón" los autores deberían apoyarse en los grandes salones, como el de BCN, pues atrae a muchísimo publico que no se acercaría a un tebeo en toda su vida.