miércoles, 4 de diciembre de 2013

Sesión Numerada #34 Danger: Diabolik (1968). El anti-héroe que todos queremos ser.


Todo aquel que haya podido visitar Italia habrá podido comprobar cómo la figura de Diabolik sigue estando vigente en kioskos de prensa, librerias, etc. y es que este anti-héroe italiano está rodeado de sensualidad y entretenimiento. Creado por las hermanas Angela Giussani y Lucianna, este fumetto nero sigue siendo una referencia del cómic italiano y para los que han trabajado un gran  número de autores.El gran Mario Bava fue el encargado de hacer una extraordinaria adaptación a la gran pantalla en 1968, y digo extraordinaria porque como película funciona a la perfección a la vez que es sofisticadamente preciosista. Inmersa en el rollo psicodélico de la década de los sesenta, tal y como se puede apreciar en la escena del pub, Diabolik parte de esa estética y mentalidad para hacer de este villano sexy un revolucionario, lo es desde el momento que roba al estado, a los bancos o a los grandes magnates, no como Robin Hood para dárselo al pueblo (alusión que se puede encontrar en la película), sino para su propio uso y disfrute junto  a su amada Eva, pareja tanto laboral como sentimental y pieza indiscutible para entender al anti-heroe, escena de secuestro, chantaje y rescate de la bella dama incluido.



Para ser una película de los sesenta no decae en ritmo, el guión es resolutivo y las escenas se encadenan sin demasiada dificultad, además de agregar varias aventuras y misiones. En cuanto a la estética, tanto los planos como la composición y la fotografía son eminentemente referentes a su época, pero no por ello resaltan la atención del espectador en cuanto  a cutredad, es más, el estilo y glamour que destila la pareja protagonista infecta toda la película, haciendo que deseemos ser como ellos y tener el mismo Jaguar y la misma casa-escondite. La acción, en este caso sin demasiadas parafernalias de efectos especiales pero con una gran imaginación y puesta en escena la hacen más entretenida si cabe.

En lo que respecta a los actores, sí que pecan de cierta teatralidad que tampoco llega a restarles una vez que te acostumbras. John Phillip Law hace un excelente papel protagonista, risa malvada incluida, a la que se le une una Marisa Mell con una estética rompedora que, como ya he mencionado con anterioridad, hacen un tándem tan sensual, vean si no la escena de la cama en la que yacen desnudos envueltos en diez millones de dólares, sexual, él conduce mientras ella mete las marchas, o tan romántica, cuando él le afirma que ella nunca estará sola.



Dejen a un lado cualquier tipo de prejuicio y atrévanse a disfrutar de esta gran película con un final digno de mención y recuerdo.


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