Son
varios los motivos que me han llevado a recordar la grandiosidad de esta
película. En primer lugar, la nueva edición en nuestro país del manga en el que
está basado el film a cargo de Random House Mondadori, a la venta desde
principios de mes. Y en segundo lugar, el lanzamiento del tráiler del remake de
Spike Lee que se estrenará en los Estados Unidos el próximo 23 de noviembre de
2013. Bajo estas dos premisas el revisionado y la crítica estaban más que
justificados.
Volviendo
al formato original y primigenio, el manga guionizado por Garon Tsuchiya y dibujado por Nobuaki
Minegishi parte de la concepción del suspense, transmitido a través de páginas
y páginas sin apenas diálogos que te hacen involucrarte totalmente con las imágenes
y la historia contada, de la violencia, vista desde un punto tal que el lector
la conciba como necesaria, y de la venganza, el culmen de la obra y redención
final. Partiendo desde estas tres premisas parece hasta lógico que Chan-wook Park
le confiriese un lugar destacado dentro de su particular trilogía de la
violencia, era como un caramelo en la puerta de un colegio a la espera de que
un niño le hincara el diente.
Chan-wook
Park hace un excelente trabajo de adaptación, primero porque se ha llevado a su
terreno, el de la venganza familiar, la obra originaria, cambiando las
relaciones que se establecen entre los personajes y adaptando a su propio
estilo, imaginario y cultura cinematográfica una obra que parte de unas
premisas marcadamente japonesas. Ha sabido darle su particular estética que
roza entre la belleza más sublime a nivel de composición de la imagen y la
perfección de algunas destacadas escenas que ahora se debaten en los círculos teóricos
del cine, como son: la escena del pulpo o la escena del martillo, a la que se
le suma un final que te revuelve el estómago y las entrañas, es visceral a la
par que hermoso. Pero por otro lado la brutalidad es otra de las notas
destacadas del director, la venganza y la violencia no pueden dejar a nadie en
la indiferencia, hacen que te involucres con la historia y que la entiendas, de
algún modo es una especie de violencia justificada. Digamos que hay un
equilibrio entre la contención y el exceso en las que las notas de humor son
piezas claves.
Al
igual que ocurre con el manga, el guión ha sido construido a partir de gestos,
sensaciones, imágenes y unos escasos diálogos que se quedan grabados a fuego en
la mente del espectador, las palabras están en su justa medida y solo cuando
son necesarias. A esto le sumamos los toques que Chan-wook Park le da de
surrealismo onírico, tal vez menos realistas que el cómic pero colocados en una
justa medida que otorgan a la película momentos de alivio de tensión y la dicotomía
antes mencionada, de contención frente al exceso y belleza frente a brutalidad,
todo ello enlazado con una canción que suena de fondo y una banda sonora que
acompaña por completo a la película, al igual que las interpretaciones de casi
todo el reparto.
Con
respecto al nuevo remake, creo que será casi imposible igualar el trabajo de Chan-wook
Park, o tal vez Spike Lee sepa llevarse a su propio terreno cultural esta
peculiar historia de venganza (siendo optimistas). Lo que sí queda claro es que
el Old Boy de Chan-wook Park es de obligado visionado y
fundamental para conocer parte de lo que son ahora los nuevos lenguajes
narrativos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario