miércoles, 18 de septiembre de 2013

Sesión Numerada #25 Old Boy (2003). Entre la verdad y la venganza.


Son varios los motivos que me han llevado a recordar la grandiosidad de esta película. En primer lugar, la nueva edición en nuestro país del manga en el que está basado el film a cargo de Random House Mondadori, a la venta desde principios de mes. Y en segundo lugar, el lanzamiento del tráiler del remake de Spike Lee que se estrenará en los Estados Unidos el próximo 23 de noviembre de 2013. Bajo estas dos premisas el revisionado y la crítica estaban más que justificados.

Volviendo al formato original y primigenio, el manga guionizado por  Garon Tsuchiya y dibujado por Nobuaki Minegishi parte de la concepción del suspense, transmitido a través de páginas y páginas sin apenas diálogos que te hacen involucrarte totalmente con las imágenes y la historia contada, de la violencia, vista desde un punto tal que el lector la conciba como necesaria, y de la venganza, el culmen de la obra y redención final. Partiendo desde estas tres premisas parece hasta lógico que Chan-wook Park le confiriese un lugar destacado dentro de su particular trilogía de la violencia, era como un caramelo en la puerta de un colegio a la espera de que un niño le hincara el diente.



Chan-wook Park hace un excelente trabajo de adaptación, primero porque se ha llevado a su terreno, el de la venganza familiar, la obra originaria, cambiando las relaciones que se establecen entre los personajes y adaptando a su propio estilo, imaginario y cultura cinematográfica una obra que parte de unas premisas marcadamente japonesas. Ha sabido darle su particular estética que roza entre la belleza más sublime a nivel de composición de la imagen y la perfección de algunas destacadas escenas que ahora se debaten en los círculos teóricos del cine, como son: la escena del pulpo o la escena del martillo, a la que se le suma un final que te revuelve el estómago y las entrañas, es visceral a la par que hermoso. Pero por otro lado la brutalidad es otra de las notas destacadas del director, la venganza y la violencia no pueden dejar a nadie en la indiferencia, hacen que te involucres con la historia y que la entiendas, de algún modo es una especie de violencia justificada. Digamos que hay un equilibrio entre la contención y el exceso en las que las notas de humor son piezas claves.

Al igual que ocurre con el manga, el guión ha sido construido a partir de gestos, sensaciones, imágenes y unos escasos diálogos que se quedan grabados a fuego en la mente del espectador, las palabras están en su justa medida y solo cuando son necesarias. A esto le sumamos los toques que Chan-wook Park le da de surrealismo onírico, tal vez menos realistas que el cómic pero colocados en una justa medida que otorgan a la película momentos de alivio de tensión y la dicotomía  antes mencionada, de contención frente al exceso y belleza frente a brutalidad, todo ello enlazado con una canción que suena de fondo y una banda sonora que acompaña por completo a la película, al igual que las interpretaciones de casi todo el reparto.


Con respecto al nuevo remake, creo que será casi imposible igualar el trabajo de Chan-wook Park, o tal vez Spike Lee sepa llevarse a su propio terreno cultural esta peculiar historia de venganza (siendo optimistas). Lo que sí queda claro es que el Old Boy  de Chan-wook Park es de obligado visionado y fundamental para conocer parte de lo que son ahora los nuevos lenguajes narrativos.

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