Existe cierta concepción que el género
de aventuras, al igual que cualquier otro género, ha de ser una excusa para el
escapismo puro y duro sin concesiones a otro tipo de temáticas, en ese sentido
encontramos una brecha muy pronunciada entre aquellos que quieren textos de
género solo para divertirse y aquellos que buscan textos que no rompan las
convenciones de este tipo de obras pero que aborden otras temáticas de manera
transversal.
En mi opinión los géneros deben tener
capas y dobles articulaciones para hacer la historia más rica, para que la
historia en si misma dentro de esos parámetros sea más rica y poder tener
diferentes lecturas, y lo que creo que es más importante tener la capacidad de
poder captar lectores de diferentes edades, y que cada uno sea capaz de extraer
su propia lectura.
Con ese paradigma de transversalidad y
cómic de aventuras nos encontramos con División
Azul (Edicions de Ponent, 2013) de Fran Jaraba, un relato clásico de
aventuras en un contexto histórico real a lo que hay que sumarle una lectura
moral y el despertar a la realidad política del protagonista.
División
Azul es un relato de
aventuras canónico que se desarrolla en la 2ª Guerra Mundial en la que Santi, un
comunista convencido, es reclutado para llevar al bando soviético unos planos
robado a los nazis que contienen las especificaciones para construir la bomba
atómica; para ello se infiltra en la División Azul española y se hace pasar por
fascista. Así pues la historia se centra en el plan que el protagonista tiene
que urdir para cruzar las líneas enemigas mientras intenta no ser descubierto
por sus compañeros de pelotón.
Pero eso es la primera lucha a la que
ese enfrenta Santi, la segunda es la interior que además tiene dos capas: por
un lado el comunista que lleva dentro lucha por salir en ese entorno fascista que
le hace actuar como si él fuera uno de ellos, y por el cual se maldice constantemente.
Por otro lado está el comunista que descubre que el “paraíso” que él cree que
es la Unión Soviética realmente no lo es, sino todo lo contrario. Es decir el
relato utiliza una doble articulación de libro en la que el relato bélico nos
sirve para descubrir que una cosa son las ideologías y otra muy distinta las
personas.
Del libro destaca, a parte de la
estructura clásica, la representación del contexto histórico precedido por dos
prólogos históricos que acotan perfectamente el terreno de lo real para
desarrollar una ficción creíble, a eso hay que sumarle la elección de los
escenarios y la representación de la parafernalia militar. Sin embargo, esto
último no convierte a esta historia en una narrativa de la realidad, tan solo
se inspira y se ambienta en ella, tampoco en un biopic, sino que es solo un
elemento utilitario bien utilizado y escrupulosamente documentado.
Creo que lo más reseñable de División Azul es el alejamiento del
discurso de ideologías centrándose en el
de los valores humanos y en la evolución del personaje principal enfocándolo hacia
una forma de ver el mundo que está por encima de las ideologías políticas. El
que espere encontrarse un relato a favor o en contra de alguna ideología,
entonces se ha equivocado de libro. Eso sí encontrara emoción, aventuras y,
como no, romance.
@Mr_Miquelpg
@Mr_Miquelpg
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