Según muchos seguidores de Robert
Crumb El Gato Fritz es una de sus obras más significativas, en
parte debido a la crítica que desprende sobre la sociedad estadounidense en un
momento concreto de la historia, los años 60, y la forma tan corrosiva en que
lo hace. Lo que sí queda claro es que este título es parte fundamental del cómic
underground estadounidense y que Fritz es un ejemplo de la contracultura del
momento, donde el sexo, la violencia y las drogas marcan un camino que
representaba la rebeldía y lo moralmente inadecuado o desaprobado por una
sociedad que tendía a establecer una serie de principios homogeneizantes y
castrantes. Este cómic es irreverente (aunque para muchos, a día de hoy, no
llame tanto la atención como lo hizo en su momento, tal vez para más de una
feminista de salón sea misógino y fomente la violencia de género, hay que saber
contextualizarlo), con ciertos toques ácidos e irónicos que no dejan de ser una
muestra del desencanto imperante en ese período, los 60 estaban marcados por la
Guerra de Vietnam, Mayo del 68, la Primavera de Praga, la muerte de Kennedy, la
crisis de los misiles, la lucha racial de Martin Luther King etc. En España
Ediciones La Cúpula recopiló en un solo tomo todas las historias de El Gato
Fritz por suerte para nosotros.
En 1972 se estrenó la versión
cinematográfica de esta obra bajo la dirección del reputado Ralph Bakshi, para
muchos conocido como el director de Una
rubia entre dos mundos (1992) o de la versión en dibujos animados de El Señor de los Anillos (1978), de la que se dice que Peter Jackson
tomo ciertos diseños de personajes como referencia. La película es una puesta
en escena de algunas de las historias cortas que Crumb había dibujado pero que
no llega a tener el cariz que desprende la obra original aunque son dignas de
mención las psicodélicas transiciones entre historias del film muy en la onda
la influencia hippie de la década de
los setenta. Es posiblemente ese uno de los fallos principales de la película,
centrarse demasiado en unos principios que fueron posteriores al original, hay
que tener en cuenta que entre ambas décadas, 60-70, la forma de ver el mundo y de hacer crítica
del sistema social imperante había cambiado sustancialmente, no es de extrañar
que Crumb decidiera matar a Fritz el mismo año que se estrenaba la película de
Bakshi, de la que se mostró fiel detractor pese al éxito de la misma.
En términos generales la animación del film resulta peculiar, sin
olvidar que ya se tenía de antemano el diseño de los personajes, pero en
ocasiones su tosquedad puede chirriar al espectador, al igual que el salto
entre historias y el tempo de las mismas. Si es cierto que mantiene el espíritu
crítico tanto social, como político y
cultural a los valores, costumbres y creencias de la sociedad estadounidense
aunque lo hace de una forma más superficial y llamativa pero posiblemente menos
directa y efectiva que la obra de Crumb. El sexo y las drogas copan demasiados
aspectos y se pasan por alto muchos de los mensajes más destacados del
original, el simple hecho de vender la cinta
con clasificación X llamó demasiado la atención, convirtiéndola en un
auténtico éxito de taquilla. Sin embargo, creo que merece la pena echarle un ojo,
aunque sin olvidar nunca el texto original, su auténtica procedencia.
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