martes, 16 de julio de 2013

La recreativa de Video-Man 23 - #Popeye

Una semana más y un videojuego más. Hoy voy a dedicarle mi reseña a un personaje entrañable de mi infancia, y seguramente de la infancia de muchos de vosotros. Si, hoy os hablo del adicto a las espinacas del mismísimo Popeye el marino. Y es que aunque no lo creáis este musculoso personaje también fue protagonista de un arcade.


Popeye es un videojuego que Nintendo creó en el año 1982 basándose en los cortos animados y la tira cómica de este personaje. 

La trama, como suele ocurrir en los videojuegos de este estilo, era sencilla. Popeye quería conseguir el corazón de su amada y para ello tenía que quitar al malvado (o conquistador) Bluto que quería arrebatarsela. Para ello, Popeye tenía que recoger objetos que le lanzaba Olivia, mientras evitaba a Bluto. Cuando conseguía espinacas se volvía, como ya pasaba en sus otras versiones, que se volvía invencible, de manera que podía darle una paliza de muerte a su enemigo. Aunque eso si, los objetos que nuestra delgada novia nos lanzaba tenían que ser recogidos sin falta, ya que de no ser así, el mar se los tragaba y a la larga acabábamos perdiendo una vida. 

La jugabilidad era exactamente la misma que la del predecesor de la compañía, Donkey Kong. Es un videojuego arcade que a mucho nos traerá algunos recuerdos (a mi personalmente no, porque por aquel entonces no era ni un pensamiento en la mente de mis padres, yo lo jugué ya siendo mayor), pero cierto es que es un juego bastante monótono, comparable a muchos otros de la época en los que el único objetivo era saltar, evitando ciertos obstáculos mientras cogíamos algún tipo de objeto.

En cuanto a los gráficos, no os voy a engañar, al igual que en anteriores reseñas he adorado algunos trabajos ya que para la época eran lo más, aquí no me queda más remedio que decir que en cuanto a gráficos, Nintendo hizo la vista gorda, dándonos gráficos que parecían salidos de una Atari 2006 (quizás algo mejores, pero no mucho).

En definitiva, un curioso videojuego que pocos conocen a día de hoy (por lo menos de mi entorno) pero que sin embargo puede darnos un buen rato de risas y sobre todo nostalgia, y es que ¿qué madre no ha usado alguna vez a Popeye para qué nos comiéramos las espinacas?

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