sábado, 22 de junio de 2013

Spain is Pain #120: Escribir en los márgenes.


La intervención es una de esas prácticas artísticas que pone al límite le reconocimiento de la función del artista y hasta qué punto este es el autor único de la obra. La cosa se complica cuando nos encontramos no solo con un texto de origen, un autor que lo interviene sino que tenemos un tercero que apoya las intervenciones con textos que no han sido creados exprofeso para dicha obra final.

Ese es el caso que nos encontramos con Diario de un oso en París (Borobiltxo Libros, 2013) de Michele Siquot Bertotto, este título es ante todo un juego visual que expande tanto el concepto de cómic como el de ilustración, quedándose en tierra de nadie pero bebiendo de todos los formatos posibles para elaborar un discurso que enfrenta la modernidad de su propuesta con lo arcaico de los espacios que aparecen en esta obra.

Pero vayamos por partes, ¿Qué elementos la componen? En primer lugar unas postales de principio de siglo pasado de la capital francesa que han sido intervenidas por la autora, y que nos muestran el viaje imaginario de un oso y su amigo, un pollo. Y en tercer lugar unos extractos del diario de viaje de Marta Bertotto, madre de la autora, de cuando esta realizo un viaje por Europa en 1949.



La intervención que la autora realiza nos invita a recorrer con la mirada de manera desprejuiciada esas postales “retocadas” en busca de las huellas de la intervención creando una narración a tres niveles: lo que nos explica la postal en sí misma, esa imagen hierática de ese París de cuento, y de esa monstruosidad construida en honor a lo bello, que no a lo sublime, que es el palacio de Versalles que se enfrenta en un segundo nivel a la intervención de la autora; la disposición de los personajes que nos conducen a través de los diferentes espacios y estancias del palacio, así como la redecoración que realiza del mismo. En un tercer nivel, integrando los textos reales de la madre de la autora, escritos cuando esta tenía catorce años, es como se refuerza de manera definitiva este título como un pequeño cuento, que empieza y que acaba pero que invita a ser revisitado una y otra vez.

Quizás la idea sea mucho más básica de lo que parece, pero no por ello pierde efectividad, el trabajo de Siquot consiste en escribir en los márgenes, algo que todos hemos hecho alguna vez, salvo que lo que nos encontramos aquí es una intencionalidad clara y definida. Diario de un oso en París es un bonito experimento para aquellos que les gusta explorar las fronteras de la narrativa gráfica.                                                 



                                                                                                                           @Mr_Miquelpg

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