Madrid,
mediados del siglo XIX, mientras que otros países europeos ya han empezado una
renovación tecnológica, económica y social. España sigue encaramada a una forma
de entender la sociedad que tienen que ver más con el pasado que con el
presente y el futuro (más o menos como ahora). Algo que se pone de manifiesto
en los relatos que suelen describir ese periodo. En esa época a España ya le
quedaba poco del imperio que fue y en pocas décadas iba a perder Cuba, una de
sus más preciadas colonias, por parte de Estados Unidos que estaba en los
albores de convertirse en potencia económica y cultural.
Si
bien el título del que voy a hablar hoy no es un cómic histórico, sino de
ambientación histórica, en La dama y el
diplomático (Esfinge Siglo21) de Frank Palacios y Josema Carrasco , primer
volumen de la colección “Fantasmagoría” nos encontramos con un relato que se
mueve entre la reconstrucción, la nostalgia y el discurso de lo social.
¿Por
qué social? Si el otro día hablábamos de lo político hoy podemos hablar de lo
social a colación de un cómic que desde un primer momento omite a aquellos que
ocupan las capas más bajas de la estratificación social. Esta omisión tiene más
que ver con la mostración de un espacio idílico, casi onírico, sobre el que se
ponen las bases de un relato fantástico sobre el mero retrato social.
El
relato busca embellecer y recuperar aquellos aspectos del pasado patrio a
través de la nostalgia de las formas, ahora que esta tan de moda los relatos de
ambientación histórica. En La dama y el
diplomático se nos narra un relato de corte sobrenatural en el que un
diplomático a pesar de no querer va a un baile de máscaras, allí encontrará a
una dama con la que pasara una encantadora velada. En ese encuentro el
protagonista se le plantea una encrucijada: llevar una vida banal o acometerla
desde otro ángulo. La primera opción puede suponer salir del círculo social o
que le den por loco, la segunda percibir otra realidad, aquella que no es tan
bucólica y con la que negocian el común de los mortales cada día.
En
cuanto a lo narrativo nos encontramos con una historia que podemos definir como
encantadora, que en ese aspecto te coge en brazos y te suelta de manera abrupta
en los últimos compases de la narración. Esa idea de lo encantador se acentúa
al mostrar únicamente la cara más visible de la burguesía: las fiestas
sociales, las buenas formas, el protocolo, etc.
A
modo de resumen cabe destacar la descripción de unos espacios reales que se
reconstruyen en este cómic, siendo uno de sus mayores atractivos, del viejo
Madrid para ubicar esta ficción. A eso hay que sumarle el tono preciosista
otorgado por el bitono azul acentuando el carácter sobrenatural del relato.
Espero que La dama y el diplomático
sea el primero de muchos relatos fantasmagóricos de la España del pasado.
@Mr_Miquelpg
@Mr_Miquelpg
muchísimas gracias
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