María
y yo fue primero una novela gráfica editada por Astiberri
en su Colección Sillón Orejero en 2007 y firmada por María Gallardo y Miguel
Gallardo, la primera es la protagonista indiscutible de la obra, el segundo el
autor, dibujante y padre de María. Miguel Gallardo es conocido en el mundo del
cómic por ser uno de los autores de Makoki, icono del underground español y en
el mundo de la ilustración tanto por sus
trabajos de cartelería como sus ilustraciones para La Vanguardia, el Herald
Tribune, NYT o el The NewYorker.
La obra que nos ocupa
aquí gira en torno a un pequeño fragmento de la vida de María y de su
particular visión del mundo: el viaje que hace con su padre a un resort en Gran
Canarias, lleno de pequeñas vivencias diarias que a veces se convierten en
grandes vivencias, sobre todo desde el apartado del afecto entre padre e hija y
teniendo en cuenta la discapacidad de María, su autismo.
Félix Fernández de
Castro, tras leer el comic, decidió hacer un documental en el que se conservara
la esencia fundamental de la obra y creó una pieza en la que se aúna la imagen
real con la fotografía, el dibujo y la animación, ambos firmados por Miguel
Gallardo. Y es que los dibujos que hace Miguel, imágenes claras y sintéticas que pueden
transmitir ideas o situaciones de una forma efectiva, son piezas claves para el
aprendizaje de un niño que padece autismo ya que le ayudan a comprender mejor y
se convierten, en este caso, en un auténtico medio de comunicación para ambos.
La película nos muestra
dos vertientes, por un lado está el viaje que enseña cómo es María y cómo actúa
una persona que padece lo que hoy se
denomina trastorno del espectro autista (TEA), mientras que por otro lado se
centra en el esfuerzo que hace su familia para asumir las peculiaridades de su
hija y reivindicar su autenticidad, su valor como diferente, todo ello alejado del
dramatismo, la sensiblería barata o el miedo al rechazo, al contrario, Miguel
hace hincapié en el que el problema puede estar en los otros que no saben
apreciar a María tal y como es, en esas miradas que, en ocasiones molestan
y otras entristecen.
Posiblemente, lo más
destacado de este documental sea el ritmo y la belleza con la que se retrata una
relación tan íntima, cercana y emocionante y esos pequeños toques de humor que
lo hacen más entrañable porque "ir con María es como ir con Madonna: todo
el mundo la mira"
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