miércoles, 8 de mayo de 2013

Sesión Numerada #7 Atolladero (1995). Un ejercicio de sordidez moral.


Atolladero. Texas  es un cómic  de 1995 que fue editado por Glenat en su línea Tebeos Glenat y que está guionizado por Oscar Aibar y dibujado por Miguel Ángel Martín. En un primer momento fue publicado en la revista Makoki. El cómic se divide en cuatro historias cortas autoconclusivas que se centran en la creación de un microcosmos perverso y, sobre todo, falto de moral situado en un rincón remoto de Texas. El propio nombre de la obra ya nos da las referencias necesarias para saber que los personajes que deambulan entre las viñetas se encuentran sumergidos o están retenidos por una serie de obstáculos, lo que a priori desconocemos es la gravedad y crueldad de esas limitaciones.



Si ya conocéis la obra de Miguel Ángel Martín no os va a resultar extraño encontraron con la violencia y la pornografía como buques insignias de su particular crónica de la sociedad, todo ello ornamentado con un dibujo y una estética muy sencilla, con un trazo frío y con toques coloristas, aunque la obra que nos ocupa es en blanco y negro una de  las peculiaridades de este autor es el uso de una peculiar paleta de colores de rosas y azules. Miguel Ángel Martín es un referente tanto  a nivel nacional como internacional del cómic español más alternativo. Por su parte Óscar Aibar ha trabajado como guionista para un gran número de revistas como Zona 84, Totem, El Víbora o Makoki, pero posiblemente sea más conocido por su labor como director de cine y televisión. Además de ser el guionista del cómic y de la película Atolladero, también se encargó de su dirección, siendo esta su ópera prima. Posiblemente la película más reconocida de este autor sea El Gran Vázquez (2010) aunque yo no descartaría hacer mención de Platillos Volantes (2003) por su proximidad temática indirecta con Atolladero.

Una vez hechas las presentaciones oportunas para poder reconocer a las mentes pensantes de esta película, pasemos ahora a ver el resultado fílmico. Si tuviera que clasificar la obra dentro de un género cinematográfico concreto posiblemente deliberaría durante horas. Atolladero tiene tintes de ciencia ficción, de western o, mejor aún, de spaghetti western e incluso cierto toques de cine negro y cine apocalíptico. Algunos se atreven a compararla con otra ópera prima, la de Alex de la Iglesia, Acción Mutante (1993). Pero creo la primera diferencia que encontramos es que pese a que ambas tienen un peculiar y extraño sentido del humor, Atolladero lo hace desde un punto de vista más violento y el mundo que representa es mucho más desasosegante.



A primera vista, la historia no se deja de ser el tópico manido de:  pueblo perdido de la mano de dios y condenado a la degradación moral constante de sus habitantes, juez corrupto que controla todo el cotarro y su mujer que es una zorra de libro, la mano derecha del juez que es un sicario sin ningún tipo de remordimiento (interpretado en este caso por la estrella del punk rock Iggy Pop), al igual que el sheriff de la zona, untado por el mandamás que en ocasiones  tiene que dar el golpe sobre la mesa, a lo que se le une un cura vicioso y el típico personaje decente que quiere salir de ese atolladero en busca de una vida mejor.
Pero la peculiaridad del film reside en la construcción de ese espacio, ese infierno sin ley, con un bajo presupuesto y sin salir de España. A lo largo de la historia el cine, la falta de presupuesto y de medios ha llevado a directores y productores a ingeniárselas para suplir las carencias con ingenio. Para los que estén interesados más en la forma que en el contenido, posiblemente esta película les  resulte fallida desde el minuto uno, pero para aquellos que sepan buscar el verdadero mensaje y sean conscientes de lo arriesgado de la película les parecerá, no una obra maestra, pero sí un título a tener en cuenta.



2 comentarios:

  1. no concebí Atolladero como una obra compleja, pero acabó siendolo por todo lo que nos pasó durante su factura, que fue mucho. la peli es arritmica, triste y a veces desoladora, porque eso es lo que sentía cuando la hice. hubiese sido engañar trabajar en otras cuerdas. muchos besos y gracias por vuestras palabras

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  2. Muchas gracias a ti por hacer algo diferente e interesante, sé que es difícil hacer cine cuando no se tiene el apoyo necesario y los problemas a los que tienes que enfrentarte en un rodaje. Muchos hubieran querido hacer una ópera prima así.

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