sábado, 20 de abril de 2013

Spain is Pain #102: Los sentimientos como razón de ser.

La exteriorización de los sentimientos es algo realmente complicado en el ámbito de las relaciones interpersonales, dependiendo de la cultura podemos estar hablando de un rasgo de debilidad o de humanidad. En cierta manera manejar ciertas emociones dentro de la cultura en la cual nos movemos puede suponernos un problema de mayor o menor grado a la hora de desenvolvernos socialmente.
La interiorización y la evolución de las emociones tras el paso del tiempo ha sido y son uno de los temas cruciales de la literatura remontándonos hasta Marcel Proust y su En busca del tiempo perdido, obra en la que las emociones y las sensaciones se entremezclan con el paso de los años. Sin embargo, debemos plantearnos otro aspecto definitorio dentro de dicha evolución: la desnudez emocional. Algo totalmente opuesto a la interiorización de los sentimientos en los grupos sociales y que muestra los perjuicios del encerrarse en sí mismo.
En ese trance se encuentra la protagonista de Rosa y Javier (De Ponent, 2013) de Paco Hernández y José Ángel Ares. Rosa es la madre de Javier, un joven metido de lleno en el mundo de las drogas que es incapaz de reconocer su adicción y que es capaz de vender y engañar a su familia por un poco de dinero, todo esto provoca que tenga lugar una doble dinámica en cuanto a la mostración de los sentimientos. Si por un lado Javier los oculta, a la vez que los manipula, para poder conseguir lo que quiera de su familia; Rosa los ha de poner de manifiesto en dos tiempos para intentar salvar a su hijo. En primera instancia para defender a su hijo y en segundo para protegerse de la situación. La madre decide desnudarse emocionalmente para poder manejar una situación que se le ha escapado de las manos y cuya única salida es poner las emociones a flor de piel.
Rosa y Javier no es una historia sobre el mundo de la droga, los autores deciden dejar de lado los aspectos más sórdidos de dicha problemática de hecho se apartan de cierto feísmo que acompaña a este tipo de narrativas. Llevando la historia al hogar familiar, un lugar abocado al recuerdo colectivo. Un hogar de extrarradio cuya comunidad funciona al igual que en los pueblos más pequeños. Se produce pues una desmitificación del mundo de los estupefacientes como un elemento que alimenta la épica adolescente y post-adolescente en pos de una narrativa de desapego de esas visiones de la droga.
El aspecto gráfico de la novela juega un papel muy importante en este desapego a través de un dibujo amable pero que no deja de lado la crudeza del drama que se nos está contando, en el que abundan espacios que dan protagonismos a las personas y su situación emocional. Otro aspecto que redunda en la eficacia narrativa son los breves y acertados flashbacks que nos hablan del pasado de la familia, sin ahondar demasiado en el morbo y sin ser excesivamente explicativos. Los autores deciden tomar unos fragmentos del pasado de la familia pero que en realidad podría haber sido cualquier otro.
Lo que no pasa desapercibido es un factor determinante en la historia, podríamos decir que se trata de una novela gráfica no solo sobre la mujer sino que es feminista. Es la fuerza de Rosa la que tiene la fuerza de continuar cuando ninguno de los miembros de la familia son capaces de hacer nada por el resto de los miembros. Cuando cae Rosa caen todos y cuando ella se levanta resurge la unidad familiar.
Rosa y Javier es un relato efectivo que funciona a todos los niveles que se propone. En el que se muestra la función de los sentimientos en el entorno social contemporáneo, en mi opinión no es un relato sobre la droga o sobre el cómo dejarla sino sobre la importancia de las emociones en nuestras relaciones interpersonales.
                                                                                                                          @Mr_Miquelpg

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