Normalmente, no hablo apenas de
cómics basados en videojuegos, pero esta semana será distinto ya que durante la
última semana, mientras navegaba por la red, descubrí la existencia de un cómic
que hasta entonces era desconocido para mí. Se trata del cómic basado en uno de
mis videojuegos preferidos, ni más ni que menos que el épico e inigualable
Metal Gear Solid.
En 2004, Konami tuvo la genial
idea de distribuir el cómic basado en este famoso videojuego con guión de Kris
Oprisko y dibujo de Ashley Wood. Sin embargo, no podemos pedir peras al olmo y
aunque nos hubiera encantado conocer algo más sobre la compleja historia de
esta saga, el cómic no es más que un breve storyboard del videojuego de
PlayStation. Y digo breve porque aunque la mayoría de los diálogos son tomados
literalmente del título para consola, muchas partes se han visto reducidas o
eliminadas.
Son muchos los detalles que
echaremos en falta los amantes de este videojuego, ya que este título cobra su
carácter de las tantas y tantas roturas de la cuarta pared, algo que por
supuesto perdemos en el cómic. Ya nadie nos dirá que miremos la carátula de nuestro
videojuego para ver cierto número de cierto códec. Ni Psycho Mantis será capaz
de leernos la mente leyendo nuestra Memory Card o haciendo vibrar nuestro
mando. Sin embargo, no os entristezcáis demasiado, porque Kojima retomó todas
esas “bromas” en Metal Gear Solid IV: Guns of the Patriots para PlayStation 3,
haciéndonos recordar esos buenos, y porque no decirlo, flipantes, momentos.
La estética del dibujo
personalmente me encanta, y creo que el diseño de Solid Snake es el más
acertado. Recordemos que en este título para PSX, Solid Snake estaba conformado
por recuadros poligonales, por lo que teníamos que olvidar cualquier detalle u
expresión en su cara, esta es una de las características que más personalidad
dan a este mítico juego, ya que, aunque siguiendo unas directrices marcadas por
esos polígonos más o menos regulares, cada jugador imaginaba una cara distinta
para el protagonista. En el cómic, esta esencia se mantiene, ya que, siguiendo
los pasos de su predecesor de consola, carece de una expresión nítida y clara,
su cara se ve difuminada, de manera que podemos seguir imaginándonos, como ya
hacíamos en la consola, cual es la cara al detalle del joven Snake.
Este cómic está bastante bien
para aquel que no tiene la posibilidad, o el esmero necesario, para jugar a
este videojuego. Sin embargo la experiencia de lectura no será tan
satisfactoria como la experiencia de juego que supone este mítico entre los
míticos. Yo personalmente me quedo con el juego, pero para gustos los colores,
¿y tú, con que te quedas?
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