jueves, 21 de febrero de 2013

El sótano del primo Barto: El terror más clásico y familiar


Continuamos nuestro repaso a esa tendencia tan saludable que es presentar historias de terror cortas pero bien agrupadas junto a otras de la misma índole. Tras el éxito y caída en desgracia de los comics de terror de la EC, el género no volvería a tener un éxito considerable hasta un par de décadas después, cuando desde la editorial Warren decidieron rescatar los cómics antológicos de terror creando tres cabeceras, Creepy, Eerie y Vampirella, llamadas a recoger la antorcha y llevar el horror ilustrado de nuevo a lo más alto.

Nuevamente, no vamos a detenernos en la historia editorial ni en el transfondo social de las publicaciones de Warren, del mismo modo que no lo hicimos con la obra de EC. Basta decir que Warren se publico como una revista en blanco y negro, para evitar a la Comic Code Authority, la entidad autocensora que trataba de evitar que los jóvenes tuvieran acceso a material perjudicial, creada precisamente tras el escándalo protagonizado por los cómics de EC. Sin embargo, la historia de Warren está muy ligada a EC, hasta el punto de que muchos autores dieron el salto de una editorial a la otra, copando las páginas de las publicaciones durante los primeros años, al menos hasta que fueron suplantados por autores españoles y filipinos, más baratos y con un dibujo con una calidad que no tenía nada que envidiar.

Pero lo que sí es cierto, es que las historias de Creepy, Eerie y Vampirella mostraban diversas diferencias respecto a su antecesores de EC. Mientras que las historias de Tales from the Crypt y similares jugaban con un terror urbano lleno de grises, donde nadie era del todo bueno, las historias de Warren recogían la estela del gusto gótico de la Universal y volvían a presentar a monstruos clásicos, como Drácula u hombres lobo, en un terreno cercano a una Europa de los siglos XVIII y XIX muy idealizada. No es raro encontrar en las páginas de Warren historias protagonizadas por burgomaestres que deben defender su ciudad de una banda de vampiresas, o circos ambulantes de gitanos donde se esconde algún que otro licántropo. Evidentemente, esto no es más que una generalización, ya que en cualquier número de Creepy o de sus revistas hermanas podemos encontrar historias ambientadas en la actualidad o incluso algún que otro relato de ciencia-ficción, llegando incluso a hallarse alguna que otra space opera.

Aunque en el fondo, la esencia de Warren era ese terror clásico maniqueo, con monstruos enfrentados a héroes, pero con una capa extra de cultura popular que hacía sus historias más cercanas a los consumidores más jóvenes. En este sentido, se podría decir que Warren guarda muchas similitudes con la producción de la Hammer británcia, o incluso con el cine exploitation. Así que las historias góticas de Creepy, Eerie y Vampirella tienen un origen claro que es transformado y evolucionado hacia un terreno más salvaje y creativo.

Durante aproximadamente 20 años, las revistas de Warren llenaron los quioscos con historias de terror llenas de creatividad y diversión, con un gran plantel de guionistas y dibujantes de primer nivel, donde se pueden resltar a autores como Frank Frazetta o Richard Corben. Quizás no hayan quedado para la historia en un puesto equiparable a los cómics de la EC, pero su repercusión posterior en la creación artística es innegable, y sus anfitriones: el tío Creepy, el primo Eerie y Vampirella, son dignos candidatos al olimpo más oscuro de la cultura popular.




Antología del terror
1. Introducción: Pequeñas cápsulas de horror
2. Tales from the Crypt: El antepasado convertido en mito

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