jueves, 6 de septiembre de 2012

El sótano del primo Barto: Contra todo lo sagrado

Si tuviera que atreverme a señalar cual es el tomo más importante publicado en España en lo que llevamos de año, no tendría más remedio que remitirme a Reproducción por mitosis, obra de Shintaro Kago, uno de los autores de manga más llamativos de la actualidad, del que paradójicamente no se había publicado aún nada en nuestro país. O quizás no sea algo tan paradójico, ya que si tenemos en cuenta que los temas tratados por el señor Kago rozan un nivel de perversión muy superior a otros autores como Maruo o Hino, esta ausencia en el mercado patrio no resulta tan extraña. Shintaro Kago no es un autor que roce la pornografía o que utilice recursos escatológicos, más bien coloca el foco en la desviación y en lo enfermizo, hasta el punto que ver un ano defecando lleno de gusanos o una chica sorbiendo un intestino delgado de su amante vivo y eviscerado se vuelve algo normal.

Pero evidentemente, el valor de la obra de Shintaro Kago no lo encontramos en una mera perversión visual, la pornografía mezclada con gore no es más que una poderosa herramienta puesta al servicio de unas historias que versan desde la comedia hasta el horror pasando por la ciencia ficción, sin dejar de lado el metacómic más experimental. En cierto sentido, casi que se podría defender la figura de Kago como uno de los autores que más ha experimentado con la plasticidad de la historieta como medio, hasta el punto de que algunas de sus historias de horror lo son tanto por los temas tratados, clásicos como el slasher o el torture porn, como por la presentación sobre la hoja, que podría verse de alguna forma como un ejercicio de thriller psicológico o incluso metafísico. Para entendernos de forma burda, podríamos hacer un símil con otros medios, Shintaro Kago es un revolucionario al mundo de la historieta como lo son Picasso al mundo de la pintura o Cronemberg al del cine, aunque los desnudos del malagueño y la nueva carne del canadiense palidecen ante la desnudez brutal del japonés. Shintaro Kago es un genio en estado absoluto, un genio que ha optado por la sexualidad, lo escatológico y lo violento para desarrollar las mejores reflexiones actuales sobre el medio en el que trabaja.

En Reproducción por mitosis encontramos 14 historias cortas publicadas durante los años 2001 y 2004 en varias revistas japonesas. Las historias son muy diversas en su planteamiento y su temática, aunque todas comparten una obsesión por apretar hasta el infinito las tuercas de cada narración, para sacarle el jugo mucho más allá del punto en el que cualquiera pudiera pensar que la historia ha llegado a su fin. Nos encontramos desde narraciones más clásicas en las que el sexo funciona como una metáfora de alguna realidad de nuestra sociedad en una mezcla entre erotismo y horror que recuerda a una especie de Historias para no dormir para adultos. Del mismo modo, otras historias son meros cuentos gore sin moraleja, parecidos al grand gingnol en el que la casquería es la reina absoluta, auténticas proezas en la que el lector se pregunta por qué coño sigue leyendo eso en lugar de ir a un parque a ver niños columpiarse y perros persiguiendo una pelota.

Pero el verdadero horror comienza a partir de la mitad del tomo, con historias como Reproducción por mitosis, Génesis ciudadana o Más allá de la memoria. En estos relatos, aunque el sexo y el gore siguen presentes, el verdadero terror para los protagonistas se debe a su propia naturaleza como personajes de ficción, es más, como personajes de ficción dentro de una historieta. Shintaro Kago se convierte en una especie de demiurgo malvado que acciona unos engranajes que juegan con la propia naturaleza plástica de la página, sin importar el coste que este entretenimiento pueda tener para sus propios personajes. Reproducción por mitosis es una lectura obligada para cualquier fan del horror o del cómic, aunque exige un alto pago en cordura a quien quiera acceder a sus secretos. Quizás lo más representativo que podemos decir de la obra de Shintaro Kago es que jamás querrás que tu madre sepa que lees estas cosas.


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