Durante
los periodos más convulsos de la historia del ser humano es cuando surgen y se
disuelven estructuras sociales que buscan solucionar los problemas que
friccionan las relaciones humanas ya sea en el ámbito económico, laboral o por
motivos raciales y religiosos. La ficción no ha sido ajena a elaborar
narrativas en torno a sociedades utópicas o más bien en poner en duda el carácter
acrítico de muchas de estas construcciones sociales.
La
obra que hoy nos ocupa Fraternity (Astiberrri,
2011) de Juan Díaz Canales y José Luis Munuera-Sedyas nos muestra los últimos
días de la comuna New Fraternity creada por un visionario que pretende alejarse
de una sociedad que empieza a mostrar señales de agotamiento. Esta obra esta
ambientada en Estados Unidos durante la Guerra de Secesión, un tiempo poco
habitual entre los autores españoles pero ideal para desarrollar este tipo de
narrativas.
En
New Fraternity se hace realidad el dicho “cuando más cambian las cosas más
permanecen igual”, y es que los habitantes de la comuna no escapan de la
realidad que les rodea y de la cual intentan huir. Se trata de una sociedad
polarizada que lejos de luchar por la igualdad entre sus habitantes la acentúa a
través de la hipocresía y un sistema de clases basado en la fuerza de trabajo:
las mentes de pensantes gobiernan pero no trabajan, los que realizan labores
físicas han de repartir el fruto de sus esfuerzos entre todos los componentes
de la comuna, las mujeres apenas están representadas y existen conflictos
raciales en la misma.
En
esa idea de construcción social presentada en Fraternity se nos muestra una sociedad que no deja de vivir en el
abismo de lo fantástico de una sociedad abocada al miedo por la falta de una
guía religiosa, y es que cuando el máximo referente de lo esotérico y lo mágico
desaparece los seres humanos crean sus propios dioses o se convierten ellos en
uno. En ese transito la osadía es convertido en muchos en ofensa y de ahí la
mostración de lo ajeno como incomprensible y monstruoso.
Los
autores de la obra crean un monstruo para definir ese miedo a la divergencia ya
la construcción de valores propios y autóctonos en torno a la creación de una
definición propia de civilización. Ese es uno de los grandes aciertos de esta
obra es la interferencia de lo fantástico en la realidad de lo imposible y lo
paranormal en un contexto histórico real. Es esa injerencia la que produce el
colapso de New Fraternity: la llegada de un niño salvaje al pueblo a modo de
preludio y la fuerza de la naturaleza a modo de bestia sin rasgos faciales que
aparece a modo de punto y final de la comuna.
La
edición española de Fraternity recoge
los dos volúmenes editados en Francia por Dargaud, y se trata de una excelente
oportunidad de tener en un volumen esta excelente obra en la que brilla tanto
en el apartado grafico como en el narrativo. Sobre todo en lo causal desarrollándose
una dinámica hacia el caos que no defrauda en ningún momento y es que el
apocalipsis no ha de estar siempre protagonizado por zombis.
@Mr_Miquelpg
@Mr_Miquelpg
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