jueves, 10 de noviembre de 2011

El sótano del primo Barto: Terror medieval italiano versión shonen

La entrada de hoy iba a ser originariamente otra, pero una visita rutinaria a la tienda de cómic a terminado derivando en el texto que hoy os presento. La excusa para esta entrada ha sido encontrarme con un pequeño tomo titulado La Divina Comedia: El Manga. El descubrimiento ha sido sin duda una de las alegrías del día, ya que por un lado tenía una versión sobre uno de mis libros favoritos, una obra cumbre de la literatura y sin duda una fantástica galería de los horrores; una grata sorpresa que se juntaba con el modo en el que se me presentaba la obra, una adaptación al manga, una traslación de lo más kitsch, mutando por entero la obra original.

Para quien no la conozca, La Divina Comedia es una basta obra escrita por el literato italiano Dante Alighieri a comienzos del siglo XIV, la misma está dividida en tres partes: el infierno, el purgatorio y el cielo. La obra en general no es más que un viaje del propio Dante por las tres regiones del mundo posterior a la muerte, siendo sin duda la más conocida la primera, en la que el autor-personaje, guiado por el poeta romano Virgilio, recorre los infiernos, lo que supone un auténtico tour por el horror, donde se describen la infinidad de castigos a los que son sometidos los pecadores. El infierno de Dante es un auténtico festival de gore servido por demonios y otras figuras fantásticas, algo que encantará a cualquier experto en literatura clásica o adolescente fan de la casquería.

Una faceta importante del inframundo de Dante, una reconstrucción del infierno grecorromano añadiendo todos los detalles necesarios para adaptarlo a la religión cristiana, es que también es una sátira política de la época del autor, ya que Dante aprovecha para incluir personajes de su tiempo, colocando casi a su antojo a diversas personalidades de la época sufriendo penurias en el infierno, lavando sus pecados en el purgatorio o disfrutando de la dicha celestial en el cielo. Esta maravilla literaria se pierde con la traducción al manga, aunque no necesariamente nos encontramos con un producto peor, sino más bien diferente.

Para empezar, deberíamos dejar claro que La Divina Comedia: El Manga debe considerarse como una adaptación de la obra de Dante al género del shonen, el manga juvenil dedicado a un público básicamente masculino, donde encontramos obras como Naruto o Bleach. De este modo, esta versión de la divina comedia nos presenta a un Dante algo torpe y miedoso que es guiado por un decidido Virgilio, quedando claro desde el principio el contraste entre los personajes. Virgilio está más cerca de ser un héroe de acción que un poeta, figura con la que tampoco encaja Dante, que parece un chaval que se ha perdido al salir del instituto huyendo de unos matones y al que, efectivamente, el flequillo le tapa uno de sus ojos.

En el aspecto narrativo, el manga se centra básicamente en el infierno, que además depreda el purgatorio, quedándose aislado el cielo, que se presenta como una revisión new age de la obra de Dante y de la propia teología cristiana. Si alguien quiere ser abrazado por un terror abominable, debería coger un raído tomo de La Divina Comedia de Dante y leerlo de noche, iluminando solo el libro. Aunque si lo que quieres es revivir las maravillosas películas de terror y humor de los ochenta, mezclado con los primeros capítulos de Bola de Dragón, entonces deberías leerte esta pequeña maravilla donde Dante huye despavorido ante crueles demonios que parecen más ocupados en escaquearse del trabajo que en hacer sufrir a los pecadores durante toda una eternidad.


Bonus track: Si al margen del terror alguien más está interesado en adaptaciones de textos clásicos al manga, la misma editorial de esta versión de La Divina Comedia también ha publicado una versión de Así habló Zaratustra de Nietzsche, y Panini hizo lo propio con una versión de La Biblia.

1 comentario:

  1. Conocía el manga de Zaratustra pero no ésta.
    Considerando que en la cuchipanda académica en la q participo hay muchos italianistas, la petición bibliotecaria parece jugosa

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