sábado, 5 de abril de 2014

Spain is Pain #170: Recreación mitológica.


La reivindicación de lo histórico y lo local parece estar de moda en un periodo en el que parece que nos dirigimos a una macro unión de naciones, en ocasiones supeditada a la omnipresencia de Internet y una falsa desaparición  de las fronteras territoriales y culturales. Todo ello se contradice con un resurgimiento de los movimientos soberanistas por todo el globo.

En gran o menor medida El último aragonés vivo (GP ediciones) de David Terrer, Carlos Azagra y Encarna Revuelta nos habla de eso pero ubicado en Aragón con la reivindicación de la esencia de lo aragonés a través de la parodia. Pero El último aragonés vivo no es una obra que empieza y se acaba en un solo cómic, los dos primeros peldaños que construyen esta historia son dos cortometrajes que llevan el mismo título. El primero, quizás el que recurre más al humor como parte esencial de su construcción narrativa, es un video diario del protagonista narrando la plaga que ha exterminado a todos los aragoneses de todo el mundo y que ha convertido a Aragón en un territorio yermo. 

En el segundo de los cortos con un más presupuesto, nuestro superviviente cual Moisés en el desierto empieza su peregrinaje con dos garrafas llenas de su semen para repoblar el mundo con aragoneses. En esta segunda aventura se encuentra con otros dos hombres que han sobrevivido a la plaga pero cuyas prioridades al igual que las de nuestro protagonista están totalmente confundidas. De hecho resulta inquietante la idea de la cultura de un pueblo puede transmitirse a través los genes y no de sus usos, costumbres, historia y producción artística. Es en algunos aspectos sangrante en cuanto a lo reduccionista.

El tercer peldaño del relato es el cómic editado por GP Ediciones, que a nivel ideológico es mucho más interesante que las dos anteriores entregas. El Adán aragonés ha llegado a Zaragoza y se ha instalado en el Corte Ingles para llevar una vida más o menos acomodada, tal y como hacen todos los supervivientes de un apocalipsis cuando encuentran un centro comercial en el que instalarse, y se dedica a la mero día a día. Es decir, este se conforma hasta que entran unos tanques del ejército francés capitaneados por un descendiente de un alto mando que estuvo al frente de las tropas represoras durante la invasión francés, un tal Rabenacq. Este viene a salvar la honra de su antepasado porque resulta que ambos personajes están conectados históricamente.

En las páginas de El último aragonés vivo se establece un juego pasado-presente en el que la recreación del pasado de la región es revisado en tono jocoso a través de unos personajes ficticios que recorren la historia junto con personajes y eventos reales. Esto es en esencia generar una mitología para una ficción basándose en eventos reales y contextuales, dicho de otro modo, una ficción histórica usurpatoria que no es más que un juego que es abordado de manera natural y en ocasiones demasiado local.

El último aragonés vivo es un título, como muchos creados hoy día, destinados a fans o a aquellos que les han gustado los cortos, para los seguidores de Azagra, para todos los aragoneses y como no para todo aquel que quiera echarse unas risas, aunque como he dicho antes en ocasiones demasiado local.

                                                                                                                @Mr_Miquelpg

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