Pocas veces puede decir uno que se ha
visto atrapado por un relato y no ha podido soltarlo hasta que ha acabado de
leerlo, y después de eso ha seguido pensando en los mecanismos internos de la
historia, la evolución y desarrollo de los personajes, el papel que juegan los
escenarios y las líneas argumentales que hace que todos los seres que pueblan
una historia se entrecrucen para formar un universo completamente habitable.
Puede parecer que lo que digo sea algo
banal, que todos nos hemos visto atrapados en esa tela de araña tejida por un
autor, ya sea de comics o literario, un director de cine o un creador de
videojuegos. Posiblemente sí, pero que sucede cuando todos los niveles que he
mencionado en el párrafo anterior funcionan empujando por una historia con unos
personajes, que siendo arrebatadores, no son más que seres comunes que nos
podemos encontrar todos los días en nuestras calles y en nuestros círculos más
cercanos. Todo eso tiene como resultado relatos, historias, novelas o novelas
gráficas (como le queráis llamar, da igual) como Papel estrujado (Astiberri, 2013) de Nadar (a.k.a. Pep Domingo)
textos en definitiva que son o se acercan mucho a una narración perfecta.
Papel
estrujado, la obra
debut de este autor, plantea sin resquicio alguno una serie de relaciones
humanas que operan como en la vida real, es decir, en la superficie parece una
serie de casualidades pero en lo más profundo parece que todo está organizado y
predeterminado por el destino. Y este quiere que esas personas se encuentren,
se enfrenten, se relacionen se enamoren, etc. Al menos así es como se plantea
una historia en la que dos personajes independientes, por un lado Jorge un
adulto que llega a la ciudad y empieza a trabajar en una carpintería industrial,
y por otro Javi, un chaval de 16 años que ha dejado el instituto y que ejercer
de matón de aquellos más desfavorecidos a cambio de unos euros. Jorge es un
personaje sosegado, atormentado por su pasado y por otro un personaje en plena
efervescencia de la adolescencia con un trasfondo mucho más maduro de lo que podría
aparecer en un primer momento. Ambos personajes, cada uno siguiendo su camino, están
destinados a colisionar, a explotar en un momento concreto, pero sin finales
felices, la vida simplemente continua. Por un lado Jorge talla caballos en
madera de forma atávica, reside en un hostal que se llama Los caballos, es un
personaje que está profundamente atado a un pasado del que no se puede librar,
de hecho parece que no quiera hacerlo; sin embargo, Javi tanto por su juventud
como por su actitud es una persona vinculada al futuro, hace planes, busca algo,
se trata de dos personajes diametralmente opuestos en su concepción vital y
perceptual.
Nadar aborda el relato con una sobriedad
gráfica muy efectiva, sin ser meramente funcional y cargada de personalidad a
pesar de que el lector pueda encontrar ecos a Frederik Peeters y David Mazzuccheli.
Pero que funciona a nivel sinestésico para los personajes, en el caso de Jorge
y su filia por los caballos como un leit motif, es de lo poco que le hace
moverse, en cambio en Javi la sensorialidad funciona de cara a la dinamicidad y
la vitalidad de las acciones de este, en las páginas en las que hay algo de
acción (198-202) el autor adopta cierto estilo ligado al manga para dotar de
velocidad a la persecución que tiene lugar.
Otro de los aspectos que creo que hace
que este relato perfecto funcione son los secundarios, como están planteados y
como aparecen en escena. Por un lado están las personas que están relacionadas
con Javi, básicamente familia y amigos, aparecen descubriéndonos los motivos por
los que este adolescente actúa de esa manera en concreto. En cambio con Jorge
es diferente, él nos descubrirá más adelante el porqué de su comportamiento,
pero en las distancias cortas ningún secundario nos descubrirá nada de su
pasado, sino que funcionarán a nivel catártico de cara al clímax de una
historia que brilla por mantener un ritmo constante sin tiempos muertos y con
un avance constante de las tramas.
Posiblemente estemos ante una de las
mejores obras de este año, que no es decir poco dada la calidad y lo arriesgado
de las apuestas que ha habido a lo largo de estos meses, que creo imprescindible
para entender la novela gráfica como una forma muy personal de entender el
cómic. Se trata de una obra excelente, con un planteamiento brillante y con una
descripción de espacios y personajes deliciosa, se lee del tirón y engancha
desde la primera página hasta la última. De manera que si este año tenéis
pendiente leeros una novela gráfica, Papel
estrujado de Nadar es vuestro libro.
@Mr_Miquelpg
@Mr_Miquelpg
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