sábado, 4 de mayo de 2013

Spain is pain #106: Por acción y omisión.



Hace unos años en el último curso de la carrera de comunicación audiovisual un compañero nos decía: “el cine es político por acción u omisión”. Mi amigo Barto y yo estuvimos dándole vueltas a esa sentencia durante una temporada y a una de las conclusiones que llegamos es que nuestro amigo común no creía o entendía el cine, y por extensión en unas artes expresivas destinadas a un público, como una forma de entretenimiento. Dicho esto y siendo un poco demagogo podríamos decir que todas las tartas son de chocolate por acción u omisión.

Evidentemente el uso de la política o de la propaganda dentro de los medios populares ha sido utilizado de manera intensiva y extensiva y como mínimo es un elemento más que interesante a la hora de analizar dichos. Pero ¿sucede algo parecido con el cómic? Por lo general el cómic de autor decanta la balanza en pos de la experimentación y la exploración de los elementos narrativos; sin embargo, el cómic político es algo casi inexistente o algo que no pasa de la mera reivindicación social, y más en los tiempos que estamos viviendo actualmente (y si alguien está pensando en El Jueves. No, no es un cómic político)


En esta órbita me ha llamado la atención la excelente novela gráfica La guerra dels Besavis. Catalunya 1833-1840 (Edicions de Ponent, 2013) de Lluís Juste de Nin, autor que no es la primera vez que acomete el hecho de una revisión histórica del pasado desde una óptica muy personal. Esta obra nos narra el devenir de una serie de familias, la gran mayoría burguesía catalana de la primera mitad del siglo XIX, durante la Primera Guerra Carlista en la que estos últimos se enfrentaron a los isabelinos. Sin embargo, a pesar de los enfrentamientos la articulación narrativa del conflicto se mueve a través de dos corrientes: la de los hechos históricos explicados de manera escrupulosa y el devenir social y sentimental de la familia que marca el ritmo del conflicto. Porque con las guerras la vida no se para; continua, mal pero continua.

Retomando la idea de los político debemos cuestionarnos si se establece un discurso político en esta obra, la respuesta es: sí y no. Sí porque se habla de unas serie de reivindicaciones que son las mismas que se están reclamando hoy día desde Catalunya. A pesar de que la idea de lo político nos lleva a lo que podemos entender como un discurso puramente propagandístico La guerra dels Besavis se aleja por completo de esa idea ramplona, y aquí entra el juego el razonamiento  del porque no es un cómic político, se trata de una exposición histórica en la que de la narración de los hechos subyacen aspectos que la vinculan con las derivas del nacionalismo catalán actual. A eso hay que sumarle no solo la vertiente histórica sino que también la emocional, la idea de que una persona fuerte es aquella que permanece fiel a sus ideales, a su tierra y a su familia. Porque el autor nos hace entender que esta última es el motor de la vida y de las querencias nacionalistas.

Otro factor que hace que lo político entre en esta obra es la reivindicación de ese periodo de los grandes ideales, de la lucha de aquellos que quieren que España se encamine hacia el futuro a través del progreso y aquellos que quieren que se haga ese camino a través de la tradición. Básicamente la misma lucha en la que nos encontramos desde que se inauguró esta mal llamada democracia y en la que nos vemos inmersos sin sacar ningún provecho de tipo social.

Se pone de manifiesto también cierto dirigismo de la clase dominante y en cierta forma el desprecio hacia aquellos que están por debajo que no tienen nada que ver con las elucubraciones de la pequeño-burguesía pseudointelectualoide de la época.

En definitiva en La guerra dels besavis la recreación histórica y la reflexión de unos hechos del pasado, que todavía colean y que nos llevan por los derroteros en los que nos vemos inmersos hoy día, se dan la mano en pos de una obra valiente que se ha de leer sin complejos y con una mirada desprejuiciada.

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