Tema
tópico y típico de los medios de comunicación a lo largo del último año es la
necesidad que tiene la juventud española de emigrar a otros países europeos
para tener no solo un trabajo y un futuro. Drama, según se mire que se puede
abordar por un lado desde la crítica social, política o económica, o por otro
desde lo intimo y personal. En esas lides nos encontramos con Animal Party (Edicions de Ponent, 2012)
de Miriam Muñoz.
En
este título se nos narra las aventuras de Miriam en su aventura en Brighton, en
la que búsqueda de trabajo y casa no tiene nada que envidiar al hecho de
encontrar su sitio en una cultura diferente a la que ha de entender y hacerse
entender. Sin embargo, esta obra deja de lado la denuncia social, al menos de manera
explícita para hacerlo de manera velada a través de conversaciones, principalmente
cuando alguna de las protagonistas españolas habla de volver a España a pesar
de la situación económica del país.
En
realidad, más allá del relato en primera persona del que hace gala la historia,
que en ocasiones se ve un poco desvirtuada por una páginas compuestas a modo de
gag con las que se intenta explicar de manera breve algunas situaciones muy
concretas, nos encontramos con un manual en toda regla para toda aquella
persona que desee irse fuera de la península a probar suerte. Es en ese aspecto
en el cual el relato brilla y en el que la autora nos muestra su solvencia como
narradora a la hora de crear una historia basada en su experiencia personal
pero alejada de todo morbo y lo que es más importante con la capacidad de
narrar lo íntimo y hacerlo comprensible a lector.
Otra
característica de esta obra es el talento de Miriam Muñoz a la hora de crear unos
estereotipos para describir a los compañeros de trabajo y a las personas con
las que comparte el piso con los que los lectores pueden identificar sus experiencias
personales en el tema de compartir piso. Pero que a la vez hace imprescindible
la desaparición de una fauna humana alejada de esos dos contextos y que es
substituida por una fauna animal presidida por las omnipresentes gaviotas, más
salvaje si cabe que las personas.
Animal Party es
una obra agradable y sobre todo sincera que intenta plasmar la experiencia de
la autora sin ser pretenciosa ni como narradora ni como ilustradora, pero si
efectiva sobre todo el aspecto gráfico, ya que el dibujo y el color se ajusta
perfectamente a la función que tiene que tener dentro de este relato: no
destacar pero a la vez ser tan importante como lo narrado sin ser esclavo del
texto.
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