jueves, 2 de agosto de 2012

El sótano del primo Barto: Niños asustados en la escuela

Hay un momento en la vida de todo niño en el que no puede más que fantasear con las aventuras más salvajes, ya sea para demostrar su valor ante si mismo o ante alguien, o por la simple ambición del movimiento continuo. Afortunadamente para los niños, estas aventuras jamás tienen lugar, porque sin duda se parecerían poco a las alegres desventuras de Los Goonies u otro producto adolescente de los años ochenta de la pasada década.

La verdadera aventura exige ante todo una apuesta, ya que si queremos ser los protagonistas, los héroes, no podemos limitarnos a la función de espectador, hay que tomar partido, jugarse el cuello y poner toda la carne en el asador, ya que la victoria tiene un precio. Al igual que la derrota. Creo que la mejor obra que ha retratado la aventura infantil o preadolescente es It, para mi la mejor novela de Stephen King y posiblemente una de las mejores del siglo XX. Los protagonistas de It viven dos tiempos temporales, por un lado sus aventuras juveniles y por otro las consecuencias de las mismas en la edad adulta. Las aventuras juveniles de It tienen lugar en la Norteamérica de provincias de los años 50, pero sin duda son reconocibles casi por cualquier que haya tenido una infancia en Occidente durante los últimos sesenta años. Y aquí es donde nace la magia, porque este grupo de chicos liderados por Bill Denbrough pasan de las aventuras más triviales e inocentes, como construir un dique en un arroyo, a estar a punto de perder la vida ante un extraño ser de mil caras y con gusto por la carne de niño.

Pero parece que esta construcción de la infancia, y ese salto hacia el mayor horror que supone la aventura, pues no existe la aventura inocente, no es exclusiva de la sociedad occidental, como demuestra la obra Aula a la deriva de Kazuo Umezu (transcrito en su edición española como Kazuo Umezz). Este manga clásico, editado en su país entre los años 1972 y 1974, cuenta como un grupo de chicos despreocupados no tienen más remedio que enfrentarse ante lo desconocido. El planteamiento básico de Aula a la deriva puede considerarse no muy innovador, aunque hay que tener en cuenta el año de su realización. Un buen día, un colegio japonés desaparece, dejando solo un enorme cráter. Sin embargo, lo que la gente no sabe es que ese mismo colegio ha aparecido en mitad de una interminable planicie terrosa habitada por enormes insectos antropófagos. Nuevamente nos encontramos con el horror donde debería haber ilusión, ya que los chicos no vivirán la aventura de su vida, sino que se enfrentarán a un caos de violencia y muerte donde la única preocupación es la supervivencia, dejando incluso de lado la importancia por resolver el misterio de su desaparición.

Aula a la deriva es una obra muy recomendable, puede que su dibujo clásico expulse a algunos lectores, aunque personalmente lo considera un valor añadido más. En todo caso, la obra de Kazuo Umezu será una delicia para cualquier lector ya sea este aficionado a la ciencia ficción, al misterio, y como no, al horror más puro. Aula a la deriva es la gran aventura que todos hubiéramos querido protagonizar cuando niños con nuestra pandilla, esa odisea que afortunadamente jamás pasó del terreno de la imaginación, para el bienestar de nuestra salud y nuestra cordura.


No hay comentarios:

Publicar un comentario