sábado, 2 de junio de 2012

Spain is Pain #42: Bienvenidos al caleuche.



Como muy bien nos explica Carla Berrocal en El Brujo (Edicions de Ponent, 2011) un caleuche, dentro de la mitología chilota de Chile, es un barco fantasma. Visto con perspectiva su obra es eso, un barco lleno de fantasmas, empezando por Porfirio, el protagonista, un brujo que quiere dejar de serlo para reunirse con su mujer muerta. Sin embargo, nuestro protagonista lejos de ser un alma en pena que se arrastra por el mundo mendigando atención hasta completar su periplo para encontrarse con la pelá (la muerte), inicia un viaje iniciático pero no para él, sino para nosotros, ya que en el viaje final del brujo Porfirio nos muestra la grandeza de su profesión a pesar de las penas que estas le han causado.

Hablaba al principio de barco de fantasmas y es que esta novela está trazada como un replanteamiento de la sociedad a través del rechazo del pasado: el propio y, por extensión, el común. Los tres fantasmas que se encuentra Porfirio son: la justicia, el amor y la verdad. Son fantasmas porque están presentes en el imaginario colectivo aunque carecen de presencia física. Esa será la labor de  Porfirio que al igual que cualquier viajero aventurero solucionará problemas, sin embargo en este caso estos serán de gran calado moral.


Este viaje final se ve enriquecido por elementos carácter intertextual que pueblan este texto que van desde homenajes a poetas y cantautores como Violeta Parra, Vicente Huidobro o Pablo Neruda a referencias mitológicas de la mitología chilota. Por lo general las mitologías sudamericanas son mostradas como elementos paganos y residuales sin coherencia alguna, pero en El Brujo se muestra como un elemento cohesionador y central de una cultura, de un mundo y de una forma de entender la vida. Esta forma de concebir la fantasía entronca con la visión que muestra Liliana Bodoc de la fantasía épica en la trilogía La Saga de los Confines, en la que desarrolla una lectura de este tipo de literatura a través de la reivindicación de la mitología sudamericana como elemento central en la construcción de una narrativa fantástica. Este enriquecimiento se debe a la utilización de arquetipos mitológicos que nos son completamente desconocidos aunque no nos deberían ser tan ajenos o al menos no tanto como los anglosajones.

A todo eso hay que sumarle una forma de concebir el relato a nivel gráfico en el que Carla Berrocal utiliza un repertorio de técnicas recurriendo a cada una de ellas cuando más le conviene para crear una narración completa, que en un principio puede parecer visualmente compleja (que no lo es), lejos de la esclavitud del estilo único abonado a una historia en el que cada técnica dota de una emoción diferente a cada página alejándose de la tristeza que en un principio parece estar destinado el viaje final de Porfirio. Todo esto sin tener en cuenta la preciosa edición apaisada que juega en favor de una composición de página bella como hacia tiempo que no se veía.

                                                                                                                                          @Mr_Miquelpg

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