sábado, 26 de mayo de 2012

Spain is pain #38: Las vidas del poeta.



Si el slice of life se ha convertido en una de los géneros estrella del cómic actual utilizado no solo por el llamado cómic de autor sino también por el de superhéroes o el manga, el género biográfico va tomando cada vez más fuerza dentro de la industria del cómic nacional. El arte de volar (Edicions de Ponent, 2010) o Un largo silencio (Astiberri, 2012) ponen demanifiesto la versatilidad del tebeo como medio para abordar este tipo de historias; dando al público la oportunidad de diseccionar la vida de personajes reales, tanto famosos como anónimos, a través de la palabra y también de la imagen fija.

La huella de Lorca (Norma, 2011) de Carlos Hernández y El Torres, explota la imagen hasta las últimas consecuencias a la hora de dibujar la esencia del poeta granadino sin apenas ponerlo en escena. Esa es en parte la gran virtud de esta obra, dejar el protagonismo a las personas que lo conocieron, preferiblemente a aquellas que no fueron grandes personajes históricos y convertir a Dalí y Buñuel en dos personajes anónimos más dentro del contexto vital del poeta. Es esa construcción narrativa la que hace que entendamos la vida de Lorca  en si misma como su gran obra.

La fractura temporal de la que hace uso Carlos Hernández junto con la concepción visual que este crea en torno a esta biografía hace que en algunos aspectos La huella de Lorca sea comparable a El corazón de las tinieblas de Joseph Conrad. Me explico, si en la obra de Conrad dos terceras partes de la historia se utilizaban para narrar un viaje en el que Marlow, el protagonista, leía informes sobre Kurtz, persona a la que este buscaba, y se imaginaba como seria el sujeto en realidad. En la obra que nos ocupa hoy el mecanismo narrativo utilizado por el autor es exactamente el mismo, con la técnica del testimonio Hernández evita mostrarnos al poeta en primera persona hasta el final de la novela, la primera vez que aparece es en el reflejo de un espejo del hotel de la Habana y de ahí poco a poco ir desvelando la imagen de este dejando que sean otros personajes los que hablen de Lorca para justo al final encontrárnoslo cara a cara sin dejar que el poeta nunca hable de si mismo, al igual que el vampiro del Drácula de Bram Stoker, aunque en el caso que nos ocupa en vez de utilizar la imagen del otro para hablar del mal se utiliza para ensalzar la vida y obra del poeta.

La huella de Lorca es ante todo una gran obra en la que se hace un uso brillante de una narrativa circular en la que destacan dos aspectos: por un lado el proceso de documentación sobre el personaje real y la forma en la que este se plasma en el resultado final y por otro el gran despliegue gráfico, que como muy bien dice en los créditos iniciales hace brillar El Torres. Ambas características sirven para entender lo que fue España y  lo que desgraciadamente sigue siendo en una obra imprescindible para conocer la obra de uno de nuestros poetas más representativos. 

                                                                                                                                          @Mr_Miquelpg

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