jueves, 22 de marzo de 2012

El sótano del primo Barto: Teme al hombre

Cuando hablamos de terror, rápidamente pensamos en todos los horrores que se introducen en nuestro mundo a través de las costuras rotas de la realidad: hombres lobo, vampiros, fantasmas, etc. Pero pocas veces nos paramos a pensar que el horror como tal existe en nuestro mundo, nos rodea tratando de abrazarnos, consumirnos y al final destruirnos. Pero claro, este terror real no está representado por criaturas o fenómenos supraterrenales, que supuestamente no existen, sino que se enraíza en el mundo cotidiano, a veces provocado por las fuerzas anárquicas de la naturaleza, que carecen de motivación, o surgiendo en la figura del resto de los hombres. Ángeles y demonios mortales capacitados para elevar nuestra vida o arrastrarnos hacia los pozos de la desesperación, ya que como decía Sartre: “El infierno son los otros”.

Pero esta reducción del horror proyectado sobre nosotros desde otros hombres es reduccionista y peregrina, no podemos culpar al otro de la imperfección de la vida. La idea de Sartre se cimenta en la perfección de todo individuo frente a otras perfecciones incompatibles, dejando de lado la lucha del propio individuo. En este punto es cuando llegamos a lo realmente interesante, a la idea de que uno mismo es su propio infierno, cuando la vida es un ideal a alcanzar, cuando nos vemos a nosotros mismos como seres imperfectos luchando por una perfección. Es en este momento cuando surge el horror real, la angustia de estirar los dedos, rozando con la punta la gloria pero quedándonos atrapados en el averno de nuestra imposibilidad.

Evidentemente si hemos de buscar un autor que personalice este horror es Nietzsche, ya que no solo su obra filosófica, sino su propia biografía, es un reflejo del horror cotidiano, ese terror de todo hombre superior que trata de convertirse en Prometeo. La reciente publicación de la biografía de Nietzsche, con título homónimo, en formato novela gráfica, obra del artista Maximilien Le Roy y basada en la biografía del filósofo realizada por Michael Onfray, es una perfecta representación de este horror.

El trabajo de Maximilien Le Roy en Nietzsche alcanza grandes cuotas de calidad, tanto en el terreno puramente artístico como en el narrativo, e incluso en el filosófico. La biografía del filósofo es un devenir sin rumbo y una peregrinación sin meta más allá de la superación personal y la captura de un ideal, con numerosos errores y fallos que sirven eficazmente para destilar la búsqueda posterior. La obra de Michael Onfray, adaptada al medio del cómic, muestra la desesperación de un hombre que trata de romper viejas cadenas para el avance de toda la humanidad. El Nietzsche presente en el cómic está muy alejado del tópico nihilista con el que se suele reducir al filósofo, quien en lugar de ser un hedonista amoral, fue un pionero en la búsqueda de una nueva escala de valores dentro de una sociedad más humana y con un mayor espíritu de transcendencia. Algo que, finalmente dejó a Nietzsche hundido en la locura.

El acabado artístico de Nietzsche juega a favor de sus tesis, ya que Maximilien Le Roy trabaja mayoritariamente con un dibujo sencillo, que no simple, cargado de personalidad, permitiéndose desviaciones en su dibujo cuando la historia se presta a abandonar la mera representación de episodios de la vida del filósofo.

Lógicamente, puede que Nietzsche no nos provoque pesadillas durante las horas nocturnas, pero sin duda no es una obra alejada del género de horror en tanto y cuanto supone un recorrido por la locura que se traduce en la construcción del individuo y la sociedad. Friedrich Nietzsche, además de ser una de las mentes más influyentes en la actualidad, dejó su vida como ejemplo llevado al límite de que el horror existe y puede ser algo tan rotundo como la imposibilidad entre la voluntad y el ser.


1 comentario:

  1. Aún no he tenido la oportunidad de leerlo pero parece ser realmente interesante. Gracias.

    ResponderEliminar