Uno de los debates recurrentes entorno al mundo del comic
es el que gira en torno al concepto de novela gráfica. Es un concepto que
abarca desde las narrativas a la industria pasando por la concepción creativa
del autor a la hora de abordar la obra. La idea general de novela gráfica ha
venido acompañado con una puesta de largo dentro del mundo literario del comic
como algo ha tomar en consideración, relegando en gran parte el relato por
entregas como algo secundario y de poca calidad olvidando por completo el
origen de la novela actual. Parte de ese reconocimiento viene dado por los
temas, si vemos los premios nacionales del cómic tienen, en su mayoría, una
temática que gira en torno a temas “serios”: enfermedades, guerra civil, etc…
Es en este tratamiento de los temas que hace hincapié Otra puta novela gráfica (La Cúpula,
2012) de Jorge de Juan. En esta se nos narra las desventuras de Gus Penas,
autor de cómics, que apremiado por su editor se ve obligado a hacer una novela
gráfica por considerarlo como el formato de moda y serio. En la cuenta atrás,
ya que tan solo le da una semana para entregar un guión, decide buscar un tema
y un protagonista de la vida real. La búsqueda empieza por su hermana una lesbiana que salió del armario y que se
fue de casa, sin embargo la vida de esta no tiene sustancia. La búsqueda continua
por mujeres inmigrantes, personas de la tercera edad con múltiples enfermedades
y que desvaría con recuerdos de la guerra Civil, inmigrantes que fueron
discriminados en la juventud y que se han convertido en los perfectos
colaboradores de Intereconomía o drogadictos que se han convertido en los
artistas de moda de el momento.
Se nos descubre pues, la gran mentira de la novela
gráfica prefabricada concebida como tal desde el principio y no como una
concepción artística. En este caso los temas escogidos son los típicos, pero la
artificialidad de los mismos llevan al traste la elaboración de la obra deseada
por el editor y no por el autor. Se trata pues de un relato que denuncia con
ironía las dinámicas de la novela gráfica actual, para ello utiliza un trazo ni
minimilista ni preciosista del que abusan este tipo de relatos para llevar a
cabo cierta revitalización contestataria del underground de los setenta a través
de los cuales nos muestra la desazón de un dibujante que ante la búsqueda de
una historia se encuentra con una vida gris y triste sin matices.
En ese devenir del autor en la búsqueda del autor pasa
por alto a lo que son los dos mejores personajes de esta historia: los padres
de Gus Pena. Dos prejubilados que han decido abordar el tiempo libre de manera
diferente: el acometiendo las labores del hogar y ella inmersa en internet
respondiendo a todo tipo de correo spam y similares. E hay uno de los mayores
aciertos de este relato los personaje secundarios que dan vida a la historia
pero que a la vez la lastran haciendo de este cómic un tanto previsible a través del juego y la utilización
reiterativa de estereotipos.
Otra puta novela
gráfica es pues una buena historia en su intento de hacer una
crítica a esa forma de abordar el cómic que tanto divide al público como a los
autores y que pone en duda las temáticas utilizadas por algunos autores y sobre
todo a los jurados que premian a según que obras, eso no quiere decir que esas
temáticas ni obras sean desmerecedoras de ser leídas y apreciadas, pero que en
algunos casos se muestran como ineficaces por el uso de formulas manidas y
puntos de partida erróneos en su concepción.
@Mr_Miquelpg
@Mr_Miquelpg
Yo sólo sé que me han chafado la idea...
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