DIAL 777 POSTÉPICOS, 1 – GREEN LANTERN

Afiche: amenaza con pegarte un
piñote si hablas mal de la peli
(pues se va a quedar sin pìlas el anillo)

En RED SON, SUPERMAN demostró lo poco útiles que pueden ser los Green Lantern. Un arma que depende de la fuerza de voluntad y la imaginación del usuario acaso tendría una espectacular entrada, pero ¿durante cuánto tiempo aguantaría? En algún momento, fallaría la convicción, la concentración, la imaginación. Entonces, ¡adiós, Green Lantern!

Los tebeos se componen de un vasto y rico mosaico de figuras pero algunas no parecen estar “a la altura”. He aquí uno de ellos, un “mantenido” del cómic que, o lo agregas a un supergrupo o un personaje potente y/o carismático (THE FLASH), o te ‘ratea’ en ventas. Se me antoja que, de entre la inmensa plétora de superhéroes que el espectador puede citar (el “ciudadano de a pie”, no los freakies estilo SHELDON COOPER), Green Lantern no aparece. Por supuesto, la iconografía DC le ha reservado puesto capital e importancia grave en su Universo, pero, librado a sus recursos, y como este filme demuestra, es cuestionable la grandeza de Green Lantern. Tiene dificultades para acometer su tarea, matizada por el ego voluble del propietario del anillo.

La producción no puede negar unos impresionantes FX
y escenarios fabulosos que luego la trama desaprovecha 

Y si DC COMICS, casa matriz de Green Lantern, depositó ciertas esperanzas (del color del uniforme de HAL JORDAN –RYAN REYNOLDS-) en esta cinta, las ha visto ampliamente defraudadas. La película de MARTIN CAMPBELL no es más que un carísimo episodio piloto de una teleserie “con posibles”. No es ambiciosa, está plagada de tópicos mal desarrollados y los personajes, al margen de que sean alienígenas, no contactan. Jordan semeja un JOHNNY STORM que fabrica sus propias normas independientemente del daño que cause a terceros. Y tampoco parece importarle demasiado qué les pasó a otros. (Lo del trauma con la muerte de su padre parece el de ROBERT HAYS en ATERRIZA COMO PUEDAS, por cierto.)

Villanos de poca pero socorrida entidad para enfrentar a
HAL "GREEN LANTER" JORDAN. El cliché de la
fealdad como sello que deforma al malvado

Las historias como la que desarrolla esta película se basan en la lucha eterna del Bien contra el Mal; es un clásico que funciona, ¿a qué cambiarlo? Al héroe se le enfrenta a un villano que, al menos, es el doble de poderoso que el bueno. Si es JAMES BOND, se trata de BLOFFELD y la extensa SPECTRA (el IMA de los espías). Si es Green Lantern, qué menos que vérselas con DARKSEID. En este filme, ¿quién es el malo?

¿El extraño ente vermiforme antaño uno de los GUARDIANES DE OA, seducido por el Lado Oscuro (o amarillo, en este caso), con la misma entidad que una bacteria carnívora? ¿El avieso macrocéfalo HECTOR HAMMOND –PETER SARSGAARD-, que el “poder amarillo” encuentra ya abonado para manifestarse con supina virulencia? El enfrentamiento con Jordan (damisela –CAROL FERRIS [BLAKE LIVELY]- en peligro de por medio, como aliciente caballeresco) no tiene ni espectáculo ni grandiosidad; resbala a través de cánones convencionales que permiten calcular cómo de ambicioso fue concebido el filme (reescrituras del guión aparte).

"No tinquietes, nena; ya estoy yo aquí para poner
en su sitio al cabezón ese". ¿Qué héroe no tiene su
GINEBRA ante la que fardar de antifaz?

Sí es interesante la ambigüedad moral (y mortal) como se dibujan los Guardianes, seres poco agraciados (según el canon doríforo), que, pese a su decidida apuesta por la Ley, la Paz, la Defensa de la Vida, aceptan sacrificar la Tierra como eventual cortafuegos para ralentizar a PARALLAX y que SINESTRO (MARK STRONG), que recuerda a EL JEFE de HULK (sin tanto tarro), gane tiempo para derrotar la amorfa amenaza hambrienta de miedo. Encarnan la hipócrita putrefacción de un cierto orden corrupto en origen.

Es irónico ver a TIM ROBBINS como Hammond, un papel en las antípodas de su ideología. No es una actuación, por otra parte, exigente en exceso: plasma a un político codicioso y sin escrúpulos que siente más hijo suyo a Hal Jordan (compendio del arrojo físico y moral) que a Héctor, un pusilánime, carcoma que ceba a ese villano a buscar carnicera retribución. He aquí, una vez más, la recreación de la rivalidad entre CAÍN y ABEL. Otro clásico inmortal.