El verano es una buena época para
desperdiciar el tiempo que nos sobra viendo películas que desprenden cierto
tufillo pestilente y Dylan Dog: Los
muertos de la noche es un buen ejemplo de este tipo de cintas. He de
confesar que yo, aparte de invertir mi tiempo en ver la película, pagué el precio
de una entrada de cine hará un par de años, cosa que en aquel momento me irritó
porque pensé que ese tipo de películas deberían distribuirse directamente en
DVD y no ocupar un sitio en las carteleras.
Dylan
Dog no es un cómic
demasiado conocido en nuestro país, pero para aquellos que hayan hecho alguna
visita a Italia y hayan pasado delante de un quiosco de prensa o entrada en alguna
librería posiblemente les pueda resultar familiar, siempre y cuando sientan
alguna curiosidad por observar las costumbres y los gustos locales. Dylan Dog es una serie de cómics creada
por Tiziano Sclavi y publicada a partir de 1986 por la casa Sergio Bonelli
Editorial. Dylan Dog se ha traducido
a multitud de idiomas y editado en numerosos países, es por ese motivo que
resulte llamativo que su adaptación a la gran pantalla no se encuentre a la
altura del producto original y sea simplemente un pastiche malogrado de cine
detectivesco y/o negro con toques de fantasía y horror sobrenatural donde el humor negro no termina de hacer
gracia.
No es de extrañar que la dirección del
film deje tanto que desear si tenemos en cuenta quién es su director, el
desconocido Kevin Munroe, director de la también fallida versión animada de las
Tortugas Ninjas: TMNT – Tortugas ninja
jóvenes mutantes (2007), hasta la fecha sus dos únicos trabajos como realizador.
Pero también hay que examinar quiénes firman el guión que no son ni más ni
menos que el dúo Thomas Dean Donnelly y Joshua Oppenheimer, responsables de fracasos
como El sonido del trueno (2005) o Conan el Bárbaro (2011).
La película parece empezar bien con la
presentación del personaje de Dylan Dog, interpretado por el actor Brandon
Routh, que tampoco llega a tener una
carrera que termine de despegar, su interpretación de Clark Kent/Superman en Superman Returns (2006) fue duramente
criticada, pero en el caso que nos ocupa es que no le faltan motivos a los
espectadores. Poco a poco la cinta se desinfla cada vez más y la entrada de
nuevos personajes no hace otra cosa que aligerar el proceso, que si vampiros,
demonios, hombres lobo y zombies que están metidos en el guión a presión y
usando los típicos-tópicos clichés del mundo de los seres sobrenaturales, a lo
que se le suma que la voz en off destruye cualquier intento de crear misterio y
suspense. Puede que en un primer momento la figura del ayudante Marcus,
interpretado por Sam Huntington, con una vis marcadamente cómica, suavice los
aspectos negativos del film pero a medida que sus interacciones se repiten
resulta un tanto monótono y aburrido perdiendo su carácter gracioso, salvando
exclusivamente la escena de la tienda de repuestos zombies o incluso la de la
terapia de grupo.
Si mencionamos las escenas de lucha y
acción: la planificación es casi nula, de los efectos especiales mejor ni
hablar y del maquillaje y peluquería: el látex y la goma están a la altura de
algunas de las series de ficción de televisión al estilo Buffy Cazavampiros, el demonio de la batalla final recuerda
demasiado a El Maestro contra el que lucha
Buffy en el final de la primera temporada una vez que se ha abierto la
Boca del Infierno.
En resumidas cuentas, si buscáis una película
mala, con una narración dispar y unos efectos penosos de esas de consumo rápido
y que igual de rápido se olvidan, ésta es vuestra película para desperdiciar el
tiempo de verano y luego poder despotricar sobre la misma con los amiguetes.
Una muy pésima adaptación de un comic bastante bueno y recomendado.
ResponderEliminar